Dentro de una marcha puede haber tantas historias como asistentes, pues cada quien, desde su perspectiva, tiene al menos una cosa qué contar al respecto, pero esta vez, cientos de mujeres en Twitter han decidido detenerse unos minutos para hablar de sus experiencias en la manifestación del 8M por el Día Internacional de la Mujer.

Cientos de historia llenas de sororidad, amor y respeto han inundado las redes reivindicando la opinión que muchas personas externas al movimiento feminista tienen sobre lo ocurrido el pasado 8 de marzo en distintas ciudades de México.

De entre todos los testimonios, destacó el de Sofía Valenzuela quien se unió a la movilización de Guadalajara acompañada de su hija, a quien llevaba en carriola. “No dejo de llorar con lo que me pasó hoy en la marcha”, escribió antes de relatar que mientras avanzaba con los contingentes, tuvo lugar una “estampida” que la hizo sentir miedo y correr.

Pese al agitado momento, la sensación de pánico habría durado poco para Sofía y su pequeña, pues “en segundos tenía más de 10 mujeres haciendo una valla” para proteger a ambas de la multitud desconcertada que corrió de un momento a otro por causas que aún no están esclarecidas del todo. Algunas versiones apuntan a que un grupo de mujeres fueron atacadas con extintores.


Más historias en la misma escena

Como es obvio, en el momento de la “estampida” había cientos de mujeres conglomeradas, así que a otras les ocurrieron historias similares. Una de ellas fue Polly, una usuaria de silla de ruedas que contó que en medio del caos, alguien la puso a salvo tras una ambulancia.

Yo temblaba de miedo, pero sabía que estaba protegida por miles de mujeres”, escribió Maria Emilia, quien apunta que la posible causa del descontrol fue “un hombre infiltrado echando gas en la cara de las mujeres”.

Otras mujeres contaron que también pusieron atención en cuidar a las de la tercera edad que, por razones obvias, no podían moverse con la misma agilidad que las jóvenes.

Otra mamá relató que su hija estaba asustada por el momento de caos cuando “un montón de morras se acercaron” para calmar a la niña.