Seguramente has escuchado de la tiroides y del hipo o hipertiroidismo; pues bien, esta glándula se ubica en los tejidos blandos de tu cuello y su función es asegurar que las células funcionen correctamente.

Dos de estas hormonas más importantes son la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3). Lo que hacen estas hormonas es instruir a las células de tu cuerpo cuándo deben consumir oxígeno y nutrientes, lo cual regula tu metabolismo. Esto hace que tu corazón lata con más eficiencia y que las células descompongan otras células con mayor velocidad para consumir los nutrientes. La tiroides permite que nuestras células utilicen energía, crezcan y se reproduzcan.

La tiroides se controla por la glándula pituitaria, la cual monitorea las tareas de la tiroides, procurando que envíe sus hormonas cuando se necesitan. Esto lo hace al detectar los niveles hormonales en la sangre, vigilando que no estén ni muy altas ni muy bajas. Pero existen ciertos problemas que afectan este balance resultando en dos condiciones:

Hipertiroidismo

Esto sucede cuando la tiroides envía demasiadas hormonas a tu sistema, sobrecargando tus células con instrucciones para consumir nutrientes y oxígeno, convirtiéndose hiperactivas como resultado. Por lo tanto, una persona con hipertiroidismo suele tener el metabolismo y ritmo cardiaco acelerados, le da hambre rápido y baja de peso rápido. También suelen tener la temperatura elevada, sudan mucho y son ansiosos, por lo tanto les cuesta trabajo dormir.

Hipotiroidismo

Esto sucede cuando la tiroides no envía suficientes hormonas a tus células. Por lo tanto, las células se vuelven más lentas al igual que tu metabolismo. La gente que padece de esta condición muestran síntomas que son aumento de peso, lentitud, sensibilidad al frío, articulaciones hinchadas y depresión.

Por suerte, existen medicamentos para contrarrestar los efectos de estas dos condiciones para que tu cuerpo recupere un equilibrio y balance metabólico.

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