Hay días en los que parece que nos levantamos con el pie izquierdo y todas las cosas a nuestro alrededor no salen bien. Puede que te encuentres con alguien súper grosero en el transporte público, o que en tu trabajo te regañen por cualquier situación o lo que te venga a la mente. ¿No sería genial si solamente sacaras toda la ira y decir lo que pasa por tu cabeza sin importar las consecuencias?
Expresarte es algo muy sano; sin embargo, es importante saber cuándo actuar y no tomar decisiones con las emociones alteradas, esto te ahorrará el arrepentirte de haber dicho o hecho algo cuando estabas enojado.
A medida que nos hacemos mayores y más maduros, nuestra ira se vuelve más sofisticada, y en la mayoría de los casos, podemos mantenerla bajo control. En situaciones en las que todo parece muy difícil de controlar, podemos sentir ganas de olvidarnos de todo y atacar a las personas que hicieron sentirnos así, generando violencia verbal o física o ambas.
A pesar de a veces puede ser muy difícil, debemos contenernos de reaccionar con ira. Es decir, cuando estamos enojados, no estamos pensando bien, y nuestras emociones están basadas en nuestra mente. Por lo tanto, una vez que entramos en una situación que nos hace sentir enojados, molestos o heridos, se recomienda esperar 24 horas para tomar decisiones o tomar medidas.
Después reduce la ira inicial, serás capaz de recuperar el pensamiento lógico y actuar de una manera más razonable. Es mucho más fácil encontrar una mejor solución después de que te relajes un poco, incluso si no estás de acuerdo con la situación.
Posponer cualquier reacción cuando estamos enojados puede ayudarnos a salvar nuestras relaciones en todos los niveles. Olvídate de ser impulsivo y piensa con la cabeza fría.