Hace 500 años, Leonardo Da Vinci habló de la trabécula carnosa, una red de protuberancias que cubre al corazón y cuya función era desconocida para él; desde ese momento, se hicieron varios estudios para determinar su naturaleza. No obstante, fue hasta hace poco que por fin se resolvió el misterio.

De acuerdo con un estudio publicado en la revista Nature y comandado por la bióloga Hannah Meyer, del laboratorio Cold Spring Harbor, esta red que cubre al corazón detiene el flujo sanguíneo por un instante, con el fin de que este se pueda deslizar más fácilmente.

En otras palabras, actúa como una especie de "llave" que abre y cierra para regular y hacer más eficiente el paso de la sangre. Para llegar a esta conclusión Meyer y su equipo compararon las resonancias magnéticas de 25 mil pacientes, además de revisar los datos del UK Biobank, y elaborar una simulación del flujo de la sangre.

Corazón

Aún hay mucho que investigar alrededor de la trabécula carnosa

Si bien Hannah Meyer y su equipo habrían dado con la función general de la trabécula carnosa, aún hay mucho que investigar alrededor de este elemento señalado por Leonardo Da Vinci.

Sobretodo en lo que se refiere a sus particularidades, pues como todo órgano, sus secciones tienen diversas funciones más allá de la mencionada regulación del flujo sanguíneo. Una de las partes que más interesa a los científicos es la trabécula septomarginal.

Corazón

La cual se compone de una banda gruesa de tejido y una de las secciones más duras del corazón; hasta el momento, se tienen varias hipótesis del trabajo que realiza. Una de ellas señala que impediría que el músculo se infle demasiado.

Otra afirmación señala que bien podría estar relacionada con el sistema nervioso. Por si esto no fuera suficiente, se cree que cada una de las protuberancias de la trabécula carnosa tiene una función independiente.

Con información de Nature.