Solo 16 meses después de la apertura de “La Condesa” en París, el mexicano Indra Carrillo obtuvo esta semana una valiosa estrella Michelin.
Con 31 años recién cumplidos tiene claro que el reconocimiento no le cayó del cielo y que lo obtuvo como resultado de su esfuerzo. “Cuando mis compañeros de la escuela de artes culinarias salían de fiesta en Lyon, yo me iba bañadito y peinado a trabajar en la panadería” de madrugada, contó a la agencia AFP. “Era feliz”, dijo al lucir en su uniforme la emblemática estrella roja.
Fue a los 12 años cuando comenzó a “llamar a las puertas de los chefs” y a su experiencia se suma haber trabajado en nueve países y restaurantes prestigiosos como Le Meurice, Le Bristol así como el Ritz de Londres y el Noma de Copenhague.
El nombre del restaurante hace honor al barrio en el que creció. Es pequeño -apenas 24 lugares-, pero tiene un muro de cristal que deja ver la cocina en la que cuatro cocineros confecciona la oferta gastronómica: un misterio.
La carta en “La Condesa” no existe. Él elige el tipo de pan que se adapta a la comida, los vinos, prepara los postres y se ocupa de los comensales.
¿Qué sigue para Indra?. Sus planes a futuro son su más profundo secreto, pero tiene claro que “La Condesa” no es el punto final.