¿Te imaginas que cada vez que sales de tu casa tienes que decirle a un grupo de jóvenes que visten colores super llamativos que te den permiso de cruzar tu puerta porque se la pasan tomándose selfies con ella? Quizá una vez resultaría gracioso y en la segunda y tercera vez pensaría que es algo extraño, pero TODOS LOS DÍAS y a todas horas podría convertirse en un calvario, ¿no?

Pues aunque parezca exagerado, eso es lo que le pasa a la gente que habita en la calle Crémieux, en París y su desesperación por conseguir un poco de paz y tranquilidad en el lugar en el que viven ha llegado tan lejos que están pidiendo a las autoridades que cierren el paso a los visitantes. 

Para muchos esta medida ha resultado totalmente descabellada, pero piénsalo: ¿no hay algún lugar de la ciudad que deseas evitar a toda costa porque siempre está lleno de gente? Ahora agrégale que gracias a eso tu cara molesta está decenas de fotos en las cuentas de Instagram de gente que ni notó tu presencia. 

Esta calle que parece salida de un cuento de hadas pues está llena de color y encanto, comenzó a ganar popularidad cuando la volvieron peatonal en la década de los 90, pero en los últimos años las cosas se han descontrolado gracias a las redes sociales y la urgencia de los turistas por obtener la foto perfecta en un lugar "único y diferente". 

Los vecinos se quejan de tener que soportar gente bailando twerking, saltando sin sentido, sentándose en las banquetas y en las entradas de las casas... 

Aunque en redes las fotos se ven increíbles, algunas imágenes delatan la sobrepoblación que llega a tener el pequeño lugar. 

Por ahora, el gobierno sólo prohibió las filmaciones (que cada vez se hacían más frecuentes) en la afamada calle, pero han descartado por completo la opción de volverla privada.