Un grupo de científicos de Estados Unidos analizó la definición de "estar muerto" dependiendo de si atiende a criterios biológicos, neurológicos o de funcionamiento efectivo del cuerpo humano.

El reporte, llamado "Definición de muerte: trasplante de órganos y el legado de cincuenta años del Informe de Harvard sobre la muerte cerebral", aborda más allá de aquella persona que no responde y no tiene pulso ni respiración espontánea, además de la muerte cerebral, ya que es posible mantener la circulación sanguínea en el cuerpo de alguien que, de otro modo, habría muerto rápidamente, así como usar órganos de restos considerados muertos. 

Hasta el momento se considera que una persona ha fallecido cuando existe un cese irreversible de todas las funciones del cerebro, sin embargo, algunos de los principales expertos en Medicina, Bioética y otros campos discuten otras áreas que entran en controversia.

Por ejemplo, los donantes de órganos con muerte cerebral: este tipo de fallecimiento conduce rápidamente a la desintegración del cuerpo, independientemente del apoyo médico. Pero se han registrado casos de cuerpos que se mantuvieron mediante ventilación mecánica y alimentación por sonda, así que la polémica continúa.