Tras subir más de 20 kilos por su embarazo, Jessica Simpson firmó un contrato de cuatro millones de dólares con la compañía Weight Watcher para ser la nueva imagen en donde tendrá que bajar 50 kilos.

A pesar de todas las críticas que vivió Jessica por verse un poco pasada de peso, la actriz y cantante ha tomado ventaja de ello y decidió ganar unos cuantos dólares por ser la cara de dicha compañía y por mostrar fotos de su bebé Maxwell.

Para que se le pueda pagar a Jessica tendrá que bajar de peso para que se vea como cuando se hizo famosa, que son unos 50 kilos en total, y esto lo obtendrá mediante una buena alimentación y ejercicio.