Dragon Ball es una de esas franquicias de entretenimiento que parecen omnipresentes en la actualidad; a pesar de que originalmente terminó hace 20 años, los responsables del proyecto jamás dejaron morir a Goku en realidad. Lo podíamos ver en innumerables juegos, productos y especiales, sin mencionar que en México la saga "Z" se mantuvo al aire durante varios años en horario estelar.

En 2013 se dio el regreso oficial de la historia con "La Batalla de los Dioses" que presentó un nuevo universo (literalmente) para explorar, y que dio pie a la llegada de "Súper"; ahora, meses después del final de esta parte del anime, se presenta lo que sería el epílogo de la misma e inicio de una nueva etapa; nos referimos a la esperada, Dragon Ball Super: Broly.

Cuando mencionamos que abre una nueva etapa en la historia de Dragon Ball, no lo decimos al aire; esta obra reescribe por completo partes fundamentales del que para muchos era el canon de la obra, para elaborar una nueva manera de entender a varios personajes; como Freezer, Bardock, el Rey Vegeta, Gogeta y el propio Broly. Esto debido a que "fusiona" tres filmes anteriormente vistos: El Poder Invencible, La Fusión y El Padre de Goku.

Lo anterior nos deja la trama de la siguiente manera. Años antes de que Freezer destruyera el planeta Vegeta, se da el nacimiento de dos saiyajines de clase alta, el Príncipe Vegeta y Broly; sin embargo, el poder de este sobrepasaba al del heredero, por lo que el Rey, decide mandar al pequeño a un planta hostil con el fin de deshacerse de él, dejando a su hijo como el saiyajin más poderoso en ese momento. Paragus, padre de Broly sigue al niño en un autoexilio, jurando vengarse en el futuro; cosa que parece que logrará cuando décadas después, se topan por accidente con el Nuevo Ejército de Freezer.

Como deben de suponer, esto es sólo una excusa que nos lleva a varios minutos de combates intensos entre los protagonistas. No obstante, el filme logra algo que ninguna otra película (e incluso serie posterior al Dragon Ball original) había hechos hasta el momento; darle profundidad real a sus protagonistas. Siendo el más beneficiado el saiyajin que da nombre a la obra, pues se vuelve un ser tridimensional, no sólo un avatar de la destrucción como fue presentado en los 90; Paragus también se ve afectado, al cuestionar en un momento el motivo de su venganza; lo que otorga una mayor riqueza en una franquicia caracterizada por tener arquetipos inamovibles.

A esto también hay que agregar la aparición de nuevos personajes; si bien unos no pasan de ser meramente anecdóticos, como Gine, la mamá de Goku; Kikono o Beriblu, del Nuevo Ejercito de Freezer; tenemos a otros que son importantes para la trama y para el futuro de la saga, nos referimos a Lemo y Cheelai, esta última con mayor repercusión en la narrativa, siendo ese contrapeso femenino que en algún momento tuvieron Bulma o Videl.

Además de que no tiene empacho en presentar momentos cómicos; pero sin abusar como fue el caso de La Batalla de los Dioses. Todos los chistes tienen un por qué, e incluso aquellos que se sienten fuera de lugar, resultan memorables y acordes al universo de la franquicia, lo que asegura que hasta al más purista le sacarán una sonrisa.

Pero vayamos a lo más importante para los fans, ¿Cómo son las peleas? En una palabra, impresionantes; sin lugar a dudas estamos ante la película con combates más intensos en la historia de Dragon Ball. Realmente se siente la potencia de Broly y la presión que ejerce a Goku y Vegeta; lo cual explica el por qué recurren a la técnica de la fusión. Asimismo, la animación es excelente en esta parte, combinando de manera efectiva las explosiones y efectos visuales por computado, con animación tradicional de los guerreros.

Otro punto alto es el doblaje en español latino. Todos y cada uno de los actores está en tono con su personaje, desempeñándose de gran manera; si bien Mario Castañeda, René García y Gerardo Reyero son garantía, el resto del elenco no se queda atrás; Ricardo Burst retoma de gran manera a Broly, lo mismo que Roberto Sen con Paragus. Los seguidores más veteranos tendrá un golpe de nostalgia inmediato, mientras que los más jóvenes encontrarán agradable el trabajo vocal.

Pero como todo en la vida, nada es perfecto. La película sufre de dos grandes males, uno más importante que el otro. El primero y que salta a la vista es el bajón en la calidad de animación en varios momentos que no son los combates; es tan evidente que incluso se ven deformes los personajes, lo cual afecta un poco la experiencia general de la obra, pues te comienzas a fijar en esos detalles.

Lo otro va más en para el seguidor de la saga clásica de Dragon Ball. Como mencionamos, esta película cambia todo lo que se sabía del canon conocido; por lo que puede no agradarle a aquél que ya tenía establecida la mitología del Dragon World, sobretodo porque afecta la esencia de algunos personajes, como Bardock, quien ya no se muestra tan "badass" como antes.

Aún así, Dragon Ball Super: Broly es disfrutable por todo mundo que en algún momento haya visto a Goku y compañía. Podemos decir que de los filmes modernos, es el mejor; se queda lejos de clásicos como Futuro Diferente, El Padre de Goku o Broly I, pero cumple con su cometido de entretener, además de que pone los cimientos para un nuevo regreso de los saiyajines en un futuro no muy lejano.