Una de las más grandes polémicas en torno a la estrategia de comunicación en la 4T tiene que ver con los periodistas y anexas que entran a Palacio Nacional para cubrir las mañaneras de AMLO. Se trata de un tema que genera enojos, no pocas envidias, uno que otro malentendido y, madre mía, genuina preocupación.

Este 22 de noviembre tomó la palabra un sujeto llamado Bernabé Adame, representando a un medio llamado Pasión México. Lejos de hacer preguntas, plantear problemáticas, denunciar situaciones de injusticia o al menos hacer que el presidente se pronuncie sobre algún tema, llegó para hacer “peticiones claras y precisas”, pues, en su propias palabras a Andrés Manuel López Obrador, “yo no puedo, no puedo cuestionarlo”.

Vale apuntar que este medio se compone de perfiles en plataformas virtuales de socialización como YouTube y Facebook, pero no cuenta con página web ni ofrece noticias o contenido escrito alguno; para decirlo más claro: no es un periódico ni es un canal de televisión ni, para efectos prácticos, un medio informativo. Es algo más.

Esta columna intenta exponer dos temas: el primero, que muchas personas no entienden la coyuntura de la mass media en tiempos pospostmodernos (¿o acaso ya entramos una tercera postmodernidad?); y, segundo, que esta nueva coyuntura es verdaderamente peligrosa.

El nuevo periodismo es muy poco periodístico, pero eso no es algo malo

El otro día platicaba con Alexis Pavón (@AlexiSandriny en Twitter), quien junto a mí y otros compañeros cubre las conferencias de prensa de AMLO. Aquella vez le hablaba de la mala leche que existe entre reporteros de los ‘medios tradicionales’, esa categoría creada con el advenimiento de los diarios digitales, y los youtubers, quienes también entran a cubrir estas mañaneras.

Pavón, tan agudo como incendiario -cual buen representante de la Generación Y-, paró en seco mi chismorreo con una frase que resume a cabalidad el primero de los paradigmas que se intenta exponer en este texto: “es que los periodistas de medios tradicionales no entienden que los youtubers no hacen periodismo: crean entretenimiento informativo”.

Si usted, como yo, nació antes de 1982, esto podrá sonar grosero, hereje, inexplicable, qué se yo. Pero es cierto.

Y no sólo eso: crean un entretenimiento informativo mucho más efectivo que los noticieros satíricos estadounidenses estilo Weekend Update (el sketch semanal de Saturday Night Live) o The Daily Show; un entretenimiento informativo mucho más efectivo (aunque igual de pesado y vulgar) que los pendejísimos shows de Héctor Suárez. ¿Por qué? Por una interacción directa y en tiempo real entre audiencia y emisor que supera de lejos a la de los noticieros radiofónicos.

¿Eso es suficiente para que puedan asimilarse a los periodistas con doctorado que entran a cubrir una mañanera? Pues… la respuesta dependerá de qué tan mamerto o clasista amanezca uno. Por un lado, qué ocioso es darle la palabra a alguien que no se preocupa por los temas de coyuntura nacional y sólo busca likes, pero también resulta refrescante contar con estos agentes que se atreven a preguntar lo que el señor doctor no atina.

Los youtubers le quieren ver la cara a la 4T

Ahora bien: en el caso específico de los creadores de entretenimiento informativo que entran a las mañaneras, hay que apuntar que muchos sólo persiguen agendas partidistas y económicas. Se sospecha que algunos cobran por hacer una pregunta al presidente (hay varias columnas y acusaciones al respecto). Se sabe que algunos tienen vínculos con personajes del partido en el poder que les hace perder objetividad (como si tal cosa existiera), y, hay que apuntarlo con terror, hoy entró un tipo que raya en el fanatismo, en el fascismo.

¿He ido muy lejos? Vea el lector el siguiente video y sepa que no está en la Alemania de entreguerras, pero quédese a leer el final:

No soy el único que piensa que Adame no debió entrar. A continuación pongo las reacciones que causó la ridícula zalamería del youtuber entre otros compañeros que cubren la mañanera:

Y debo apuntar algo más: le están viendo la cara al presidente, al vocero presidencial y a toda la estrategia de Comunicación de la 4T. Estos personajes sólo buscan monetizar su filiación política. Un canal de Youtube en México puede generar millones de pesos; dudo que estos personajes ganen tanto, pero seguramente sí generan una cantidad de dinero suficiente para seguir la charada.

Nadie lo dice, pero...

Una última acotación: relajar los filtros tiene sus consecuencias. Una vez, un fanático religioso se paró afuera de Palacio a soltar su diatriba; en su impulso esotérico, me gritó y me gritó por minutos porque no hice la señal de la cruz cuando él la hizo, algo que, en su terrible condición psiquiátrica, era un insulto.

Otra vez, una señora muy cuerda y muy mierda (perdón, no hay otra palabra) increpó a algunos compañeros hasta que uno de ellos perdió el temperamento y le regresó los insultos. Lo hizo con toda la intención de pelearse con un periodista, como si fuera un motivo de orgullo.

Otro día, una periodista improvisada se acercó al presidente para darle un abrazo.

Un día puede entrar alguien que no debería entrar y puede poner en peligro la vida de todos los que asistimos al Salón Tesorería de lunes a viernes. Sí, eso incluye al presidente. Ahí la dejo porque lo mío no es alarmismo.