"Si con dar un solo golpe se atajaran las consecuencias y el éxito fuera seguro, yo me lanzaría de cabeza desde el escollo de la duda al mar de una existencia nueva."

Macbeth, Shakespeare.

La infancia y la adolescencia son periodos de la vida caracterizados por el crecimiento y la libertad. Al ser etapas de intensa actividad, no son raras las lesiones por practicar deportes o distintas actividades físicas, sin embargo, es muy importante conocer las consecuencias que pudiera acarrear una lesión que involucre a la cabeza o el cerebro.

El médico griego Galeno de Pérgamo (129–216/217 AD), pasó cuatro años en la Escuela de Gladiadores estudiando las consecuencias médicas de los golpes y las heridas. En su trabajo sobre los juegos de gladiadores del imperio romano, Galeno documentó una serie de lesiones cerebrales traumáticas causadas por las batallas constantes.

Las lesiones cerebrales son una causa común de muerte o discapacidades en adultos jóvenes. Anualmente se registran cerca de 1.7 a 3.6 millones de lesiones cerebrales por golpes en la cabeza, ya sea derivado de practicar deportes o traumas relacionados con actividades recreativas en niños y adolescentes. Actualmente, las lesiones cerebrales por deportes ya representan un problema de salud pública. El Centro de Control y Prevención de Enfermedades de USA, lo denomina: una epidemia oculta.

Una contusión puede ser generada por un golpe directo en la cabeza, cuello, cara o en otra parte del cuerpo con una fuerza tal que sea transmitida hasta la cabeza. Las conmociones generalmente son eventos rápidos, de las cuales el sujeto puede recuperarse espontáneamente, sin embargo, después de algunos minutos u horas, podrían emerger algunos síntomas, no importando si se sufrió o no de pérdida del conocimiento. Esta problemática es de tal importancia que hasta la NFL ha implementado una evaluación denominada "de línea lateral", para examinar oportunamente a los jugadores que sufrieron una conmoción. El daño puede ocurrir en atletas de cualquier tipo de deportes, sin embargo, los de mayor riesgo, son los deportes de contacto como futbol americano, box, fútbol, lucha libre, artes marciales, hockey en hielo, y deportes de alta velocidad como ciclismo, carreras de autos, deportes ecuestres, esquí y patinaje.

Las conmociones no reportadas o atendidas pueden ocultar una lesión como inflamación cerebral difusa o hemorragia. Esto es muy preocupante debido a que, si una persona tiene una lesión y regresa a jugar, incrementa el riesgo de sufrir una lesión catastrófica. En este sentido es prioritario crear políticas de cuidado y prevención que incluyan protocolos para los primeros pasos de atención. Lo más importante es la detección y el manejo oportuno.

A corto plazo, la conmoción cerebral puede incluir, inflamación, sangrado y daño neuronal, entre otros. En algunos pacientes después del golpe, se puede presentar náuseas, reducción de la atención, amnesia, sensibilidad a la luz o al ruido, problemas de equilibrio y concentración, tendiendo a desaparecer en una o dos semanas. Posteriormente, pueden presentarse dolores de cabeza, problemas para dormir, fatiga o hasta tristeza.

La mayoría de las conmociones pueden mejorar en 7 a 10 días, pero cada individuo es distinto, sin embargo, las primeras horas o días son los más importantes para identificar si el sujeto tendrá una buena recuperación. Hay que destacar que en jóvenes por debajo de los 18 años en los que su cerebro esta en desarrollo, regresar a jugar después de haber sufrido una conmoción podría ser muy peligroso. Los afectados deben ser evaluados rápidamente por un neurólogo, ya que algunas lesiones podrían persistir por años.

Nuestro cerebro nos permite la interacción con el mundo, por lo que cuidarlo al máximo es cuidar nuestra propia vida.