Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.<br>
Jaime Sabines
Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos.<br>
Jorge Luis Borges
Pero no me crea sólo porque yo lo digo, mírese al espejo y véalo por usted mismo.<br>
Ronald Laing
Es de temer que López Obrador resulte un segundo Fox. Los dos dominaron(nan) la forma de comunicarse con el electorado, ya sea conjurando a víboras y tepocatas o a los conservadores fifís. Son nuestros carismáticos personajes que vencieron al omnipotente PRI.
Ambos prometieron un cambio que sería rápido y absoluto. El ranchero enamorado fijó en 15 minutos el fin del conflicto armado en Chiapas, mientras que el poeta tabasqueño pidió un año para terminar con la violencia en el país. Uno no cumplió, el segundo ya solicitó prórroga.
Ninguno optó por enterrar al Revolucionario Institucional, aduciendo que ya estaba muy golpeado y que su sobrevivencia ayudaba a la democracia. Con el panista, el PRI terminó por salir fortalecido; con el morenista, ni falta ha hecho perdonarle, pues un montón de priistas han emigrado a su partido.
Es posible que tanto Fox como López Obrador sean mejores como oposición que como gobernantes. Sin duda, en su momento fueron la gran esperanza ante la desilusión y el desasosiego de la población; han tenido el don de convencer a la ciudadanía con su coloquial oratoria, pero se les dificulta unir a la población para la construcción de un mejor país.
Los dos han sufrido los problemas de sus partidos. El PAN de forma abierta trabajó para demostrar las diferencias con Fox y pocas veces le apoyó en sus propuestas. En el caso de Andrés Manuel, si bien todos los legisladores de Morena siguen el dictado del primer mandatario (“sin cambiar una sola coma” como demostró Mario Delgado), al interior de SU partido (recordemos que es creación del tabasqueño) están haciendo hasta lo imposible para mostrar el mayor desaseo imaginable, y en el camino de destruir la alternancia democrática dentro del mismo.
Los dos se enfrentaron a problemas aéreos. Fox fue el primero en proponer la idea de un nuevo aeropuerto, solo para terminar ampliando el aeropuerto de la Ciudad de México. Andrés Manuel tiene la imagen de Santa Lucía con más problemas que posibles.
Fox fue ampliamente criticado por su pésima diplomacia de no ser hospitalario con Fidel Castro con el “comes y te vas”. Andrés Manuel correrá la misma suerte de continuar apoyando a Evo Morales, cuando el mundo libre se inclina por las elecciones que vienen en Bolivia.
Fox erró en su estrategia de tratar de acabar a López Obrador cuando el segundo era el jefe del DF, al grado de intentar desaforarlo; sin duda mostró su vena antidemocrática. Andrés Manuel está a punto de hacer algo parecido al buscar quitar a Lorenzo Córdova del INE y al haber disminuido el presupuesto de dicha institución. Lo mismo al no criticar abiertamente y sin tapujos la extensión del mandato del gobernador en Baja California. Esas acciones podrían terminar por volcarse contra él.
Lo peor en ambos casos son las oportunidades perdidas; el tirar el bono el democrático ante el exceso de confianza de haber logrado millones de votos sobre sus contrincantes y asumir que hay momentos de campaña y otros para gobernar. Fox, de triste memoria, perdió una oportunidad única. AMLO, teniendo el poder en las dos cámaras, la SCJN, la CNDH y la confianza de la gente, insiste en confrontar.
Ojalá López Obrador rectifique sus políticas públicas y sus modos, y ese hálito de esperanza se consolide en un crecimiento sostenible y en desarrollo social para todos. Sin embargo, hasta ahora, al igual que Fox, sus palabras nos recuerdan a la chachalaca que en su momento el mismo López Obrador pidió callar.