Escribo esta columna desde una fila de por lo menos 300 automóviles, que están formados en la lateral de la Avenida Gustavo Baz en el Estado de México.
Esta larga fila es la penitencia que estoy pagando por uno de los pecados más comunes de los mexicanos: dejar todo para el último día.
La cola de automóviles es una muestra de la apertura democrática de la Megalópolis. Hay Mercedes Benz, BMW’s, Vochos y Tsurus.
Fuere cual fuere el código postal del propietario del vehículo, tiene que pasar por este engorroso y desagradable trámite.
Bien merecido me lo tengo. Mi engomado (así se le dice) es de color amarillo. Disponía yo de los meses de julio y agosto, 62 días, para venir a la verificación. Y heme aquí, el penúltimo día, gastando una jornada completa de mi vida en esta mortal cola.
Me gusta participar. Creo que el programa de verificación vehicular obligatoria, debe ser positivo para regular los niveles de emisiones contaminantes de los millones de vehículos que circulan por estos rumbos.
Y de acuerdo a la Secretaria del Medio Ambiente, es uno de los mecanismos que buscan garantizar la buena salud, manteniendo dentro de la norma, los niveles de contaminación.
Independientemente de la desesperante pérdida de tiempo, tiene uno que aguantar el escaso espíritu de servicio que los responsables de atender a los sufridos verificantes, tienen.
Y como usted, sagaz lector, podrá suponer, la corrupción permea en todos los alrededores del verificentro de Naucalpan NA-951.
La eterna cola no la pude evitar ya que, según el funcionario que me atendió, que tiene un asombroso parecido con el gendarme de la película de Cantinflas, estaba presente en el proceso, un inspector de la Semarnat. Pero, eso sí, tenía yo garantizada la aprobación de mi vehículo por una módica cuota.
Y aquí seguiré las próximas horas, rindiendo tributo a mi propia irresponsabilidad y a la ineficiencia habitual de los servicios de las instituciones.
Lo único que me queda es prender el radio, escuchar, tararear y cantar la avalancha de canciones de Juan Gabriel que están pasando en todas las estaciones. Hasta Obama mandó sus condolencias al pueblo mexicano por la pérdida del Divo de Juárez.
Lo que sí puedo garantizarles, amables lectores, que la próxima vez que me toque verificar, voy a ser el primero en llegar al Verificentro.
Seguiré informando para SDP Noticias, desde mi cuenta de Twitter @AlvaroAncona