Esta semana fue anunciada con bombo y platillo la creación de la Coordinación de Memoria Histórica y Cultura de México que tendrá a su cargo Eduardo Villegas, que a su vez contará con un Consejo Honorario de asesores encabezado por Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente electo Andrés Manuel López Obrador.

La nueva coordinación dependerá directamente del ejecutivo por lo que, orgánicamente, estará adscrita a la oficina de la presidencia. La iniciativa para su creación fue impulsada por el presidente electo, quien apoyó a su esposa en su decisión de participar en este nuevo proyecto con el que se busca preservar y difundir la historia del país.

Durante el anuncio se dio a conocer que para lograr el objetivo de rescatar la memoria del país, se pretende trabajar en torno a distintos ejes de acción, como la integración al patrimonio cultural de la tradición oral de los pueblos originarios, la música y la gastronomía, así como todo el acervo cultural y artístico del país. Mismo acervo que conforman bibliotecas, museos y archivos, entre otros elementos de vital importancia para la cultura de la nación.

Esta vez me voy a enfocar en lo que tiene que ver con el acervo documental: En ese sentido, la propuesta es ambiciosa e innovadora, pues pocos países en el mundo se preocupan por mantener sus archivos en óptimas condiciones. Pero en México, ¿realmente se tiene la suficiente capacidad estratégica y operativa  en materia archivística para ejecutar un proyecto de tal magnitud? Tal vez no, sin embargo la intención es buena.

Aunque la vida está llena de buenas intenciones, sólo hay que aterrizar el plan en un plano general y objetivo; no se puede tapar el Sol con un dedo. A lo largo de la historia, el interés que los gobiernos han manifestado por los archivos ha sido mínimo. Por eso se aplaude la iniciativa. Con ello el gobierno entrante muestra que en verdad busca atacar por todos los frentes para lograr la cuarta transformación.

Los archivos reflejan las personalidades, parte de la capacidad organizacional y hasta formas de pensar de quien genera documentos. Si el gobierno de Andrés Manuel López Obrador es capaz de mantener, durante su mandato, sus archivos bien organizados estará dando a conocer su verdadero rostro. Dime cómo está tu archivo y te diré quién eres.

Será interesante ver cómo se llevará a cabo la planificación de ese rescate documental, ya que será un gran reto. Uno de los primeros pasos será trabajar en algo que al menos en México nos falta mucho: la cultura archivística, que es uno de los factores determinantes para que un archivo tenga un correcto funcionamiento. Para dar a conocer primero hay que organizar.

La estrategia debe contemplar el trabajo en conjunto que se deberá emprender con el Archivo General de la Nación (AGN), órgano rector en materia de archivos, y los diversos entes que se encargan de regular dicha materia en el país, con el objeto de garantizar el cumplimiento de la nueva Ley General de Archivos que entra en vigor el próximo 15 de junio de 2019. Compaginar con los esquemas de transparencia, rendición de cuentas y protección de datos personales para con ello establecer un sistema robusto que funcione de manera efectiva.

Además, capacitación en materia de archivos que logre concientizar tanto a usuarios de archivos como a los servidores públicos que a diario generan documentos en el ejercicio de sus funciones. Esto ayudará a fortalecer la visión y comprender el panorama de una forma general para actuar ya con conocimiento de causa.

Por otro lado, se habló de digitalización, un aspecto muy contemporáneo que dentro del proceso de organización documental es el último paso, una vez que el archivo está clasificado, ordenado, descrito y debidamente instrumentado entonces si se pueden establecer parámetros de digitalización que propicien la conservación de los documentos contenidos en soporte papel.

La digitalización requiere un nivel de inversión muy elevado por parte de quien decide realizar dicha acción. Es por ello que pocas dependencias y particulares se inclinan por digitalizar sus archivos, además del alto costo se requieren espacios de almacenamiento informático que pocas veces suele verse como prioridad.

Otros elementos como la restauración, equipo, herramientas y mobiliario necesario para garantizar la preservación del material documental, también representan una inversión que pocos están dispuestos a costear. Ese es uno de los motivos por lo que el rezago en materia de archivos es alarmante. Ojalá que por el bien del patrimonio histórico documental del país, al fin los archivos puedan ver la luz en el túnel.

Ya para concluir, me parece que sería bueno y necesario integrar al consejo asesor, a un especialista en materia archivística porque organizar archivos o tan solo opinar en ese sentido, no es cosa fácil. Se requieren habilidades y conocimientos técnicos que enriquezcan con su participación la loable encomienda que se emprenderá durante el próximo sexenio.

Otorgar voz y reconocer la labor de todos los archivistas profesionales y empíricos que, en el desempeño de su trabajo a diario luchan a contracorriente por mantener la estabilidad de los archivos en México. Bien merecido se lo tienen.

Los archivos forman parte de la memoria colectiva de los mexicanos, es ahí donde está escrita nuestra historia, con ellos podemos saber de dónde venimos para saber hacia sonde debemos dirigirnos. Mucho trabajo queda por hacer porque esto va más allá de la iniciativa, y eso estamos hablando solamente del acervo documental contenido principalmente en archivos. Insisto, la intención es buena, sólo hay que ir paso a pasito.

Roberto Rodríguez Rebollo

@rebojournalist