El de ayer fue el Primer Informe que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador entregó al Congreso.

Pero también fue el Tercer Informe al pueblo de México —al pueblo, conste, no a la burocracia legislativa—, ya que antes hubo otros dos: uno cuando AMLO cumplió 100 días como presidente  y el otro, el del famoso AMLOFest, cuando celebró el primer aniversario de su triunfo electoral.

Claro está, también pudo haber sido el Informe 198, ya que —contabiliza Reforma— es el número de conferencias de prensa mañaneras que ha realizado el gobernante de nuestro país.

Da igual si el de este domingo fue el Primer Informe, el Tercer Informe o el Informe 198: la gente le cree a Andrés Manuel.

Los datos de la encuesta AMLOVEmetrics son impresionantes: El 67.2% vio o escuchó todo o parte del informe, y de quienes estuvieron al pendiente del mensaje presidencial el 87.6% expresó una opinión positiva acerca del mismo.

Lo dicho, el presidente López Obrador navega tranquilamente con el viento a favor.

Si su sexenio fuera una vuelta ciclista, habría que decir que el líder, AMLO, después de haber superado durísimas etapas de montaña pedalea sin esforzarse de más en terreno suave y con el viento ayudándole, por lo tanto sin que ningún rival lo amenace.

Pero esta situación tendrá que cambiar, es la ley de la competencia.

Regresarán, pues, las difíciles etapas cuesta arriba y con mal clima. Como la de Andorra en la Vuelta a España.

El colombiano Miguel Ángel Supermán López volaba a la victoria cuando apareció la tormenta, y entonces el descomunal granizo, en un tramo sin pavimento, con tierra suelta en la alta montaña, hizo que cayera.

También se fue al suelo otro favorito, Primoz Roglic, a quien derribó una motocicleta que perdió el control por la fuertísima lluvia.

Se había pronosticado mal tiempo y si los más experimentados se preocuparon por ello, un jovencito —apenas 20 años de edad—, Tadej Pogacar, cuando supo que el frío y el agua todo lo iban a complicar se alegró bastante.

Pogacar ganó la etapa y no está lejos del liderato… En efecto, así era el Andrés Manuel de oposición: se ponía feliz cuando las cosas se complicaban porque en la inclemencia sabía trabajar mejor que sus rivales.

Insisto, Andrés Manuel no debe confiarse. La gente le cree y le apoya, pero las tormentas políticas siempre aparecen: más tarde o más temprano inevitablemente llegan.

El presidente de México tiene que estar preparado para todo, en particular para la traición.

Algunos de los poderosos que hoy aplaudían entusiasmados a Andrés Manuel en Palacio Nacional están a la espera de que el mal tiempo llegue para lanzarse al ataque, y atacarán…

¿Alguien lo duda?