Los independentismos se han disparado en los últimos tiempos ya sea dentro del país, sin dejarlo o de regiones que han planteado su separación – como las del norte-, y otros que involucran al país mismo en sus proyectos.

Este último es el caso de los LeBarón, cuyo evidente intervencionismo para comprometer a México es denunciado en un excelente artículo de Roberto Fuentes Vivar : ¿Qué diablos quiere ahora la familia Le Barón? (Almomentonoticias).

Muchos sectores aposentados en un país que les dio rienda suelta a sus intereses, ventean posiciones de independencia desde la perspectiva de esos mismos intereses.

Unos lo hacen hurgando fronteras para brincarse a tierras que no les son extrañas y todos, rodean sus resquicios con fuerte oposición listos al ataque y a los enfrentamientos.

No es raro el suceso. Un país tan grande como este, tan lleno de vericuetos regionales y opciones marítimas y cerriles, ha sido desde siempre una extensión para estimular poderes. Los cacicazgos del pasado y los cacicazgos de nuevo cuño fincados más bien en el poder económico y alebrestados por apoyos que invitan a compartir, han asolado regiones y han encaprichado posturas para enfrentar a los poderes constituidos muchas veces con mayor fuerza que el poder central.

En esos casos la misma identidad de intereses que los hermanaban, facilitaba la relación y los poderes se subsumían.

Cuando no era posible, se usaba la fuerza del estado y los aposentados se esfumaban y desaparecían de la manera más diversa.

Eso les pasó en esta época moderna a viejos caciques, a liderazgos fincados en la tierra, a roñosos líderes sindicales y a grupillos políticos que se creían invencibles.

Las historias son muchas y variadas. Y aunque hacían alarde de su poder sus controladores regionales, el traslado masivo a otros países o la separación de la tierra original, solo se intentó en el pasado.

Entre otros, es clásico el de Yucatán no de emigrar, sino de separarse.

¿POR QUE AHORA HABLAN DE UN MÉXICO DIVIDIDO SI SIEMPRE LO HA ESTADO?

La existencia de partidos con diferentes concepciones -aunque a veces se alíen-, representan grupos de poder que a veces muy pronunciados -el PAN en este momento con virulencia permanente contra el gobierno federal-, convocan o tienen simpatizantes en otros grupos que coinciden con sus principios y que los alientan a la insubordinación.

Están los organismos empresariales con la gran fuerza que les da su capital y las llamadas Organizaciones no Gubernamentales (ONGS), muchas veces esquemas de esos grupos poderosos aunque existen algunas que sí cumplen su verdadera función social.

A esto se han sumado los grupos que defienden derechos ascendientes. como los zapatistas, las diferentes religiones y sus separación entre ellas, aunque algunas coinciden con partidos, grupos empresariales, ONGS y otros organismos.

La fuerza intelectual y científica es la menos fuerte por desgracia y algunos sectores de éstos, se suman a los grupos ya mencionados.

La división en un estado federado, en realidad es una repartición geográfica del poder en México a partir de la Constitución, un poco injusta porque hay estados muy ricos y otros muy pobres.

En cada estado se levanta la fuerza de un partido o de un capital o familia o del clásico cacique, que trasciende al poder central como se está viendo en este momento con la discusión en torno al Insabi, en la que seis gobernadores se han opuesto al mismo y entre los más beligerantes está el de Jalisco Enrique Alfaro, cuya saña se manifiesta a menudo contra el actual gobierno; se acaba de ver en la Fil de Guadalajara.

Pero en cada estado, a su vez, padecen la agresividad de un sector poderoso que no está con el poder estatal o que sin ser aliado se lanza contra el federal como ocurre en Chiapas con el llamado Ejército Zapatista afincado en el reducto de una región y etnias que controla como dominio propio y se da el lujo de tratar de boicotear proyectos nacionales exacerbando posturas que no siempre quedan claras.

En ese sentido, derecha, cierta izquierda y ultraizquierda coinciden.

 

INDEPENDENTISMOS NACIONALES, PERSONALES Y CACIQUILES

Los ejemplos de la búsqueda de la independencia es muy común en la vida y la literatura. Ejemplos nacionales de esa búsqueda, son los de Cataluña, la zona vasca, la de Irlanda del sur la católica, entre muchas. Y en el rango personal, está la obra clásica de Henrik Ibsen Casa de Muñecas (Gandhi 2015), en la que una mujer toma la decisión de independizarse de su familia, para crecer como ser humano.

Más pedestre es el caso de los caciques, al poner cerco a una región o a una tierra en especial, para aislarse e independizarse en el ejercicio de su propio poder. En su obra publicada por Grijalbo en 1979, Carlos Loret de Mola, desarrolla ese concepto en Los caciques (impreso en México D.F , Barcelona y Buenos Aires).

El ex gobernador de Yucatán, muerto en 1986, en un accidente controvertido, se refiere en concreto a ocho tipos de caciques, el blanco, el negro, el maya, el agrario, el cordelero, el petrolero, el camionero y el mitómano.

A cada uno le da una descripción.