Como economista no puedo descalificar ninguna encuesta, ni sus métodos estadísticos, ni su metodología, menos de sus conclusiones. A pesar de que muchas veces hay resultados sesgados dependiendo de quién las paga. 

Y pareciera que el punto que voy a desarrollar es psicológico y no estadístico, y así lo es. Las causas del por qué pasa lo que pasa sería tema de un panel de expertos en conducta humana, por un lado y por el otro, de estudio a posteriori de los cientos o miles de casos que tenemos como experiencia reciente en las elecciones en México. 

El asunto es que llamaremos Razón X (ó conjunto de razones) que hacen que cierta persona en el momento de expresar su intención de voto diga que va a votar por el PRI, cuando no está decidido(a) o cuando explícitamente tiene una intención distinta. 

Ejemplos de Razón X son el miedo a consecuencias de decir que NO va a votar por el PRI, no sabemos quién nos está preguntando, si el mismo PRI através de sus agentes del partido, promotores del voto, o guaruras del Gobernador o del líder sindical, o de doña Lucha, la jefa de cuadra o peor, algún miembro de la maña, la letra ú otro grupo de delincuencia organizada. Prefiero decir que voy a votar por el PRI.. “..no vaya a ser..”. Por protección, por evitar problemas, por seguridad, por miedo y por muchos más casos de la Razón X. 

Me comentaba un “operador electoral” (otro tema para desarrollar.. el experto en tejes y manejes electorales.. muy activos en éstos días) que el caso más emblemático que le tocó "atender" fué una elección donde la encuesta de salida (que normalmente son más cercanas al resultado final que las las encuestas preelectorales) arrojaba un triunfo del PRI por 10 puntos de ventaja, el cómputo final dio el triunfo al PRD por 18 puntos. Evidentemente la encuesta de salida cerró por 28 puntos porcentuales, casi nada. 

A pesar de los miles del spots del IFE y del Gobierno Federal de que no se debe influir o comprar el voto, en el campo, en las colonias, esta práctica existe, está más viva que nunca. El PRI y los gobiernos del PRI, más, pero el PRD también, hacen de éstas mañas el modus operandi de todos los días. Un voto vale una torta, una despensa, materiales para ayudarte a construir tu casa o de plano una gorra y un acarreo a un mitin. Democracia barata a la mexicana. 

Todas las encuestas no pueden estar equivocadas, escribía un editorialista el día de ayer en Reforma/El Norte, y tiene razón las encuestas pueden ser metodológicamente perfectas y estadísticamente impecables, pero con encuestados influencias por la Razón X, el fin de las encuestas que es intentar predecir el ganador de la elección puede diferir mucho de quién, al final, se siente en la silla. El que ríe al último.. ¿reirá mejor?