Fidel Castro, líder revolucionario de todos los tiempos y que marcó historia en América Latina llega hoy a los 90 años convertido en indiscutible y controvertido protagonista del último siglo.

Nacido el 13 de agosto de 1926 en la localidad de Birán, antigua provincia de Oriente y hoy día Holguín, en el noreste de Cuba, en el seno de una familia acomodada.

Hijo de un terrateniente español, Angel Castro, y de una joven cubana, Lina Ruz, de procedencia campesina, desde muy joven destacó por sus aptitudes deportivas, su sagacidad intelectual y su defensa a ultranza de la justicia.

Fidel estudió en colegios privados en Santiago de Cuba y la capital, para ingresar en 1945 en la Universidad de La Habana en la carrera de Derecho, título que obtuvo cinco años más tarde, cuando se graduó de doctor en derecho civil y licenciado en derecho diplomático.

Figura emblemática del marxismo-leninismo, Fidel Castro es el indiscutible líder histórico de la Revolución Cubana y uno de los hombres más influyentes del siglo XX.

Por su destacada carrera política, es considerado uno de los estadistas y dirigentes revolucionarios comunistas más respetado, admirado y controversial de la historia contemporánea.

A lo largo de toda su vida, el líder de la Revolución Cubana, en su extensa trayectoria como dirigente político, padre de familia, jefe y prototipo de hombre de acción y de pensamiento, siempre ha actuado conforme a principios morales y normas legales, que han marcado su proceder con independencia del marco social en el cual le ha tocado vivir.

Reconocer estas cualidades en el líder de los revolucionarios cubanos, no es solo fruto de la admiración, cariño y respeto que ha sabido ganarse de su pueblo, de sus partidarios y admiradores a nivel mundial, sino que quedan patentizadas en su historia misma.

La dimensión del Líder de la Revolución Cubana, forjada desde la adolescencia y años después como estudiante universitario, al graduarse lideró un grupo de valientes jóvenes que el 26 de julio de 1953 asaltaron los cuarteles Guillermón Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en el municipio de Bayamo, en acción dirigida a encender la llama que derrocaría la dictadura de Fulgencio Batista, que oprimía y asesinaba al pueblo.

El liderazgo de Fidel Castro radica en su ejemplo personal a través de los años, desde que decidió renunciar a una vida cómoda para luchar por la emancipación de los cubanos.

Se enfrentó a Estados Unidos y construyó un modelo socialista que marcó la historia del siglo XX en América Latina y en países en desarrollo de otros continentes.

El poder para Fidel no ha sido pedestal sino un compromiso con su pueblo.

Todo esto, como dijo un poeta en una evocación parecida, solo tiene un nombre: FIDEL, con su probada genialidad, su inigualable dote de conductor, de avezado político y estadista, de ser profundamente humano, ético, solidario y exquisita sensibilidad, amante irreductible de la verdad, cautivamente comunicador, probada valentía, convicción y principios antiimperialistas e ideología martiana y marxista-leninista y entrañable amor a la patria, a su pueblo, y a la Humanidad.

Supo, en la humildad de su grandeza, cuando la quebrantada salud le impidió seguir, deponer todos sus cargos públicos para que fueran asumidos por Raúl, no por hermano, sino por los méritos acumulados a lo largo de su protagonismo en el Moncada, en el Granma, en el Ejército Rebelde y en la construcción del socialismo cubano.

Fidel es el líder que marcó historia en América Latina.

Fue por décadas el azote del “imperialismo yanqui”. Se convirtió desde los preámbulos de la Revolución que triunfó el 1 de enero de 1959, en un hueso duro para Estados Unidos y la principal amenaza a sus intereses en América Latina, donde el líder cubano apoyó movimientos de izquierda y a otros grupos en las trincheras de la Guerra Fría.

No se equivocó, cuando en sus discursos iniciales tras la victoria, previno que estarían por venir días más difíciles para la Revolución que los afrontados durante la guerra, conocedor de que jamás los Estados Unidos permitirían a 90 millas de su territorio un gobierno donde el principal protagonista fuera el pueblo con ideales de justicia y soberanía.

Pero nada ha podido acabar con el líder revolucionario.

Desde el mismo triunfo de la Revolución y a lo largo de las últimas cinco décadas, Fidel ha impulsado y dirigido la lucha por la consolidación del proceso revolucionario en la nación caribeña y su avance hacia la construcción de una sociedad socialista con características propias.

Como secretario general del Partido Comunista de Cuba (PCC) y presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, volcó sus energías en desarrollar la educación, la salud, el deporte, la cultura y la ciencia, concebidos como derechos adquiridos por la totalidad de la ciudadanía desde el 1 de enero de 1959.

Fidel Castro sigue siendo referente indiscutible no sólo para los habitantes de la isla sino del resto del orbe, para quienes defienden las causas justas del planeta y no cejan en el empeño de construir un “mundo mejor”, porque como él mismo dijera, es una utopía posible.

¡Feliz cumpleaños Fidel!

Ricardo Chew López

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