Sin duda la juventud es la esperanza de cualquier sociedad, para bien o para mal. Una fotografía del futuro en el presente son los jóvenes. Si en el presente hay una generación comprometida con su nación y decidida a llevar a cabo una transformación basada en justicia, lo más probable es que esa generación de permanecer en lucha, en un futuro se encuentre dirigiendo tal transformación. 

Cada generación expresa sus sentimientos de distintas formas, inclusive de forma inteligente y de forma burda. Aunque todas aquéllas expresiones que no pongan en riesgo la integridad y seguridad de la sociedad son válidas, no todas son efectivas. Hoy la generación de jóvenes mexicanos en la que me incluyo estamos ante una gran encrucijada, motivos para amedrentarse hay muchos, pero pienso que es más sublime el motivo que nos impulsa a luchar y prepararnos para enfrentar el desafío de orquestar la más importante transformación que este país haya visto jamás, con expresiones que más allá de ser fanáticas puedan ser efectivas. 

Esta generación ha expresado ya muy claramente sus sentimientos, México, la sociedad en general y también los políticos deben estar muy al tanto de ello. Si bien existen divergencias dentro de los movimientos juveniles en México hoy (en todos los hay y eso puede ser positivo), me parece interesante resaltar las causas que considero han logrado en esta etapa histórica conglomerar a la mayor parte de la juventud del país. Primero, la falta de democratización y pluralidad de los medios de comunicación, ya que vivimos en la llamada “era de la información” es aberrante ver tanto sesgo informativo en los más comunes medios del país. Segundo, repudio a la clase política corrupta que ha querido imperar en México. Para muestra están las múltiples manifestaciones y expresiones en contra de las televisoras, y también el duro castigo de la juventud en las pasadas elecciones a la mencionada clase política,  sobre todo al candidato del partido que tiene una trayectoria muy represora respecto a la juventud, el PRI. 

Previo a las elecciones del 1 de julio pasado, varias de las más importantes universidades del país llevaron a cabo simulacros electorales, el resultado fue por demás claro para el candidato del PRI quién en promedio obtuvo el 8.08% de la votación estudiantil, lo que también debe interpretarse como una inmenso rechazo a su plan de nación y a lo que su partido representa. En universidades como la UNAM, EPN solamente alcanzaba 5.19%, mientras que AMLO el 85.61% de las preferencias, similares casos en prácticamente todas las universidades, tanto públicas como privadas, pocas excepciones, como fue el caso de la UVM dónde EPN recibió cerca del 24%, a 9 puntos de diferencia de AMLO, pero aún así EPN se vio rebasado por Gabriel Quadri en dicha institución. En fin, podemos mencionar decenas de ejemplos más, el punto es claro: la juventud no quiere al viejo régimen de vuelta por más cara nueva que intente mostrar, ¿el PRI del 2012 sabrá como capitalizar en buena forma esta generación?, no lo sé, tendría que empezar por no reprimirla. 

Por otro lado esta generación tendrá que saber como aparte de expresar sus sentimientos, materializarlos inteligentemente y que esa esperanza que se ha encendido para México muy pronto pueda brillar. Sírvase este espacio para expresar solidaridad con el movimiento #YoSoy132 y para conminarlos a no tomar posiciones radicales que de provecho tendrán poco, más bien avoquémonos a conformar un frente unido, pacífico y determinado en la labor que es la más importante, la transformación de México.

Luchar hoy en contra “la imposición” provocando estallidos sociales sería poco inteligente e infructífero, es por demás obvio la necesidad de una reforma electoral que este país necesita para que no sigan pasando tales desfachateces, pero no hay porque desesperarse, seamos inteligentes y realistas, la lucha va más allá. 

La lucha no es de clase, sino de causa. México es causa de sobra. A la clase política corrupta se le está tocando la llamada de salida, la generación que viene es la mejor esperanza que este país tiene, sus sentimientos genuinos de justicia conllevan pureza. El futuro es nuestra responsabilidad, partiendo del hoy, de la transformación del presente.