Algo que hemos olvidado es que estamos en un periodo electoral, a punto de escoger a nuestro representante y los ánimos, más que nunca se deben de controlar. Entiendo muy bien la sensación de los compañeros de la Ibero al tener a Peña Nieto en frente. Yo también le hubiera gritado algo, algún reclamo sobre las muertas del Estado de México, sobre la protección a Montiel, sobre el caso Atenco, sobre su amistan con Salinas; en fin la lista se podría hacer infinita; pero no creo que el camino sea el odio.

 

El odio es consecuencia de la impotencia de la gente consciente, se da cuenta de lo que pasa. La gente  informada está más que indignada, está encabronada; pero no hay que olvidar una regla muy importante en la vida: el que se enoja pierde. Habría que aclarar, el respeto se gana y Peña Nieto no se ha ganado ninguno. Cuando Peña dice “compromisos cumplidos” es pura cuestión retórica, ya que puede que algunos de sus compromisos no estén consumados; pero lo único que sé es que me consta es que cobran por usar sus “beneficios”, y como nuestros impuestos no alcanzan para sus bolsillos (Monitel, Peña, etc) meten a la IP. En el país pasará lo mismo, hará concesiones, venderá todo lo que ya tiene apalabrado desde sus campaña. Claro que dan ganas de gritarle.

 

Lo preocupante es que vivimos en un país donde nos quieren imponer un presidente y los medios hacen lo imposible para que Peña Nieto no se raspe; usan cualquier acto a favor de Peña. Los medios han abusado de la información que tienen para enaltecer al candidato priista, no han parado de enaltecer la “valentía” que tuvo el candidato al afrontar a Carmen Aristegui por la mañana y después asistir a la Ibero para “soportar a gente que no representa el sentir universitario y le faltaron el respeto al candidato” (según algunos medios). Lo que se vivió hoy en la Ibero fue un mensaje claro de la gente pensante. Estamos encabronados porque nos quieren imponer a Peña Nieto y nos damos cuenta de todo. No hay que olvidar la última respuesta que dio Peña, el detonante para los alumnos de la Ibero, cuando le cuestionaron a gritos sobre Atenco. Pasaron dos cosas, la primera es que el candidato estaba orgulloso de su decisión y los muertos sólo fueron incidentes. Lo segundo y más preocupante es que con Peña Nieto no se garantiza una libre expresión, se espera un estado autoritario. Los asistentes se indignaron con la respuesta de Peña y fue ahí donde empezó el acoso. Las mentadas de madre, los adjetivos todos son merecidos.

 

La gente, gracias a las redes sociales, empieza conocer la información que los ciertos medios de comunicación nos quieren ocultar. Los jóvenes que estamos dentro de las redes sociales poseemos esta información que nos proporciona los argumentos y  los datos del porque no votar por Peña. Tenemos que darlos a conocer, ponernos a debatir, a convencer, a hacer proselitismo inteligente; pero si se cae en actos como los del 11 de mayo, podemos desgastar la imagen de un candidato, de quién hace seis años se encargaron de acabar con su imagen y la gente, que nada más ve la tele, no se ha olvidado de eso. La gente no tiene las suficientes armas para defender a una persona tan corrupta como Peña Nieto y tampoco para una señora que se ahoga dentro de su propia campaña.

 

Hay que mantener la cabeza fría, señores. De la violencia nos quejamos, no podemos responder de la misma forma. La única forma de hacer una democracia efectiva depende de nosotros, cuidemos urnas, informemos a la gente, invita a votar. Creo firmemente que AMLO puede ganar la elección porque la gente no es tan tonta, se da cuenta de alguna forma de lo que pasa. Lo único que tenemos que hacer es convencer a la gente y hacerla votar por la mejor opción.