Puerto Vallarta no debe ser estigmatizado como un lugar inseguro para la población en general o quienes hacen de él su espacio para el paseo turístico y el esparcimiento o recreación, siendo que los crímenes ocurridos recientemente han sido dirigidos directamente a las víctimas quizá por motivos específicos de conflicto.

Más allá de situaciones específicas teñidas con sangre que han generado daño a personas atacadas directamente, Puerto Vallarta y la región de la que es cabeza tanto en el estado de Jalisco como en el de Nayarit debe ser considerada zona segura, debiendo procurarse preservar un mensaje claro a quienes piensen o ya tengan planeado visitar ese edén, especialmente en esta temporada decembrina.

Cuidarse en Vallarta, sí, pero del coronavirus

Ese mensaje es que Vallarta y Bahía de Banderas son espacios seguros y baste con evadir riesgos innecesarios evitando en lo posible acudir a lugares cerrados, no formar parte de aglomeraciones en que participen más de 10 personas, procurando disfrutar de los espacios abiertos que incluyen obviamente playas, cumpliendo lo más estrictamente posible con los protocolos que para proteger la salud, amainando la proliferación de contagio, han establecido las autoridades administrativas, como es el utilizar correctamente mascarilla para cubrir nariz y boca, guardar la distancia social requerida, además de hacer uso de los materiales adecuados para sanitización o desinfección como son geles y aerosoles especiales para esa función.

Ataques directos

El levantón en la zona norte de la avenida de ingreso a Puerto Vallarta, cerca del crucero con las vialidades que conducen a la delegación de Las Juntas y desde ahí a la zona agropecuaria y turística serrana del municipio y los enclaves en San Sebastián del Oeste, Mascota y Talpa; levantón de que fue objeto hace pocos días el empresario inmobiliario Felipe Tomé Velázquez y su posterior asesinato, presumiblemente perpetrado en alguna población del aledaño Bahia de Banderas o Compostela en Nayarit, o el cruento atentado que causó la muerte del joven exgobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, ocurrido a primeras horas del día de hoy 18 de diciembre en un antro ubicado en la zona hotelera vallartense de la misma avenida Francisco Medina Ascencio —donde se ubican ya muchos negocios gastronómicos y de diversión al amparo de amplio consumo de alcohol y otras sustancias en el marco del ambiente musical de altos decibeles—, no deben verse como ejemplo de que Vallarta y Bahía de Banderas son poblaciones en las que campea la inseguridad, por la que deba de proscribirse la afluencia de visitantes, ya que resulta claro que los crímenes ocurridos contra Tomé Velázquez y Sandoval Díaz fueron planeados y ejecutados por grupos delincuenciales de alta peligrosidad que los dirigieron especial y directamente contra sus víctimas.

En dicha localidad no se ha producido un incremento en actos de delincuencia ordinaria, ni se han generado ataques contra visitantes nacionales o foráneos, ni se vive un ambiente de tensión.

Una comunidad que busca salir adelante

No debe ser afectada la sociedad vallartense y de Bahía de Banderas cuya comunidad lucha por salir avante en cuanto a la economía en el marco del desastre que ha causado por esta infame pandemia, a base de seguir ofreciendo lo mejor de sus atenciones por la calidad y calidez de su trato humano, aprovechando la belleza natural con la que cuentan y la buena infraestructura, tanto hotelera como gastronómica, con lo que atrae al turismo, base fundamental de la vida productiva de esa gran región costera de ambas entidades.

Hay que establecer que no existe en la costa norte de Jalisco y del sur nayarita un escenario de gran actividad de la llamada delincuencia común y es posible señalar que son, luego entonces, entornos seguros para quienes habitan y los que visitan, que ojalá sigan siendo bastantes.

Corresponde exigir a las autoridades pertinentes el esclarecimiento y la acción de la justicia en ese y cualquier otro crimen.

0-0-0-0

Opinión.salcosga@hotmail.com

@salvadorcosio1