A estas alturas ya a todos nos debe haber quedado muy claro que la afrenta del presidente de México al nuevo mandatario de Estados Unidos no fue un asunto sin importancia, y que en definitiva sí hizo mella en el ánimo del ofendido el hecho de que Andrés Manuel López Obrador (AMLO), no le reconociera en tiempo y forma su victoria en las urnas del pasado 3 de noviembre. 

Si algunos pensaron que había sido ‘peccata minuta’ y no causó malestar alguno a Joseph Biden, ya pueden cambiar su percepción, siendo la señal más contundente de ello, el que han transcurrido ya bastantes horas desde la tarde del domingo cuando el presidente tabasqueño anunció a través de sus redes sociales que se había contagiado de Covid-19, y es tiempo que desde la Casa Blanca, del país vecino del norte, no ha salido una sola línea para expresar algún sentimiento o palabra de aliento dirigida al Jefe del Estado mexicano.

Hay que recordar que aquel martes, conforme avanzaba la noche y se hacía más clara la victoria del demócrata, decenas de mandatarios y Jefes de Estado de todo el mundo expresaban felicitaciones y parabienes a Joe Biden, causando extrañeza que siendo México su vecino y su principal socio comercial, no hubiese sido el presidente López Obrador, ya no el primero en expresarle plácemes, sino que lo hubiese hecho en algún momento.

El mandatario mexicano, siendo “gran amigo” del entonces todavía presidente Donald Trump, rechazó validar una victoria que desde su óptica no estaba clara y que según su dicho debían confirmar las autoridades electorales de aquel país, de ahí que rechazara emitir alguna felicitación.

Fue hasta el 14 de diciembre que envió una carta de felicitación a Joseph Biden, en la que con su muy peculiar estilo, lo felicitó por su triunfo aunque párrafos más adelante le advertía que bajo su égida se seguirían aplicando los principios básicos de no intervención y autodeterminación de los pueblos.

En medio de la tragedia del 6 de enero, cuando simpatizantes del polémico ex presidente Donald Trump intentaron tomar por asalto el Capitolio resultando el fallecimiento de cinco personas, AMLO hizo nuevamente mutis para manifestar cualquier expresión de pesar ante lo ocurrido.

Al día siguiente en su conferencia a pregunta expresa de la prensa, respondió: “No vamos nosotros a intervenir en estos asuntos que corresponden resolver, atender a los estadounidenses, esa es nuestra política”, dijo el presidente de México.

Joe Biden fue investido como presidente de Estados Unidos de América el miércoles 20 de enero, pero AMLO consideró que ya habría tiempo de hablar con él más adelante, en otra clara señal de desdén. Sin embargo, el Secretario de Relaciones Exteriores (SRE), que tiene más claro el timing político internacional, se lo puso al teléfono un par de días después.

Es menester analizar someramente, además, el alcance y prospectiva sobre lo hablado y sus posibles repercusiones reales, ya que quizá las expectativas que cada uno de ellos tiene sean distintas o al menos interpretables en diverso sentido.

López Obrador compartió en su cuenta oficial de Twitter, parte de la charla: “Conversamos con el presidente Biden, fue amable y respetuoso. Tratamos asuntos relacionados con la migración, el #COVID19 y la cooperación para el desarrollo y el bienestar. Todo indica que serán buenas las relaciones por el bien de nuestros pueblos y naciones”.

En la comunicación telefónica el tabasqueño felicitó a Joe Biden por su reciente asunción al poder, al tiempo que le expresó sus mejores deseos para su gestión, así como la voluntad del gobierno federal mexicano para trabajar conjuntamente en la amplia agenda bilateral.

Entre los temas que se tocaron en la llamada entre ambos presidentes está la pandemia del nuevo coronavirus causante de COVID-19 y subrayaron que se requiere de una cooperación efectiva entre las naciones para combatirla. En ese sentido, se dijo, acordaron que sus gobiernos colaborarán para hacer frente a diversos retos derivados de la situación que mantiene en alerta a las autoridades sanitarias del mundo.

Además, se habló de asuntos migratorios en esta primera comunicación oficial entre ambos mandatarios.

En sus comentarios sobre lo hablado con Joe Biden, López Obrador expuso que la tesis de su gobierno es que "la solución de fondo al fenómeno de la migración pasa por la promoción del desarrollo en las comunidades de origen".

Desde La Casa Blanca hubo un comunicado sobre la llamada y en ella hay un párrafo que merecerá análisis, pues dice: “Los dos líderes acordaron trabajar cercanamente para contener el flujo irregular migratorio a México y Estados Unidos, y promover también el desarrollo en el Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Honduras y Guatemala)”, según se lee en el comunicado emitido por el gobierno a cargo de Joe Biden. 

En su texto, La Casa Blanca señala: “Biden subrayó su plan de reducir la migración abordando las causas que la generan, incrementando la capacidad para reacomodar la capacidad y alternativas legales migratorias para mejorar el proceso en la frontera de la adjudicación de asilo y para revertir las políticas draconianas de inmigración del gobierno pasado a cargo de Donald Trump”, desde ahí habrá que analizar a fondo y al tiempo cuál es la interpretación y por ende la actitud real que tendrá el nuevo gobierno a cargo de los demócratas en el país vecino al norte con Joe Biden a la cabeza y bajo la influencia de la Vicepresidenta Kamala Harris quien no se ha significado mayormente hasta ahora en su actuación pública como una gran aliada de las causas de México en relación a su convivencia con el norteño país de las barras y las estrellas.

Los temas más complejos no fueron abordados durante esta primera charla; asuntos como la seguridad, el combate a las drogas, el muro fronterizo, temas energéticos, de medio ambiente e incluso el espinoso asunto del General Cienfuegos quedaron para otra ocasión. Quizá no era lo conveniente en ese primer encuentro, pero en algún momento los tendrán que abordar y ya se verá si la conversa se mantiene tan tersa como la describió AMLO.

Otro factor que pudo haber calado hondo para dar paso a ese desaire, desatención, venganza, descortesía, despiste o como se le guste llamar al silencio de Joe Biden ante el contagio de AMLO, es que apenas dos días después de la conversación entre los dos mandatarios; López publicó en sus redes -con singular alegría-, que había sostenido una charla telefónica con el presidente ruso Vladimir Putin:

“Conversamos con el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, y se mostró genuinamente afectuoso. Lo invité a visitar México y le agradecí por la decisión de enviarnos 24 millones de dosis de la vacuna Sputnik V para los próximos dos meses”.

Lo cierto es que, insisto, el silencio del presidente Joe Biden ante el contagio de Andrés Manuel habla más que lo que haya expresado en su conversación del viernes. 

Y tampoco debería de ser soslayado, el hecho de que muy pocos mandatarios le han dirigido palabras respecto a su convalecencia. Salvo el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, Alberto Fernandez de Argentina, Nicolas Maduro de Venezuela, Miguel Díaz-Canel de Cuba, Pedro Sánchez de España y Juan Orlando Hernández de El Salvador, no ha habido más manifestaciones al respecto, y ello es quizá un reflejo de que sus amigos son pocos y que no inspira tal vez profusas simpatías más allá de nuestras fronteras.

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