Ayer el pleno de la Cámara de Diputados aprobó la iniciativa sobre el etiquetado frontal de alimentos y bebidas no alcohólicas. Con 445 votos a favor, 0 en contra y 3 abstenciones se aprobó en lo general y en lo particular las reformas a la Ley General de Salud que tienen que ver con este tema. Ahora solo falta que el Senado dé su aprobación para que sea realidad.

Gran trabajo de la Diputada Federal por el Distrito 14 de Veracruz, la Doctora Carmen Medel Palma. Ella es secretaria de la comisión de salud de la Cámara de Diputados. Con la etiqueta #EtiquetadoClaroYa impulso este cambio en redes sociales. Y no es una iniciativa nueva, tiene mucho estudio y esfuerzo detrás. La Doctora Medel es médico de profesión y una gran impulsora en el tema de la salud.

 

El etiquetado frontal se convierte en aquel niño pequeño que no dice mentiras. Seguramente a usted le ha tocado estar expuesto por un niño pequeño cuando sin filtros dice algo que usted no quisiera que se supiera. Recuerdo que yo, “hablé de más” varias veces cuando mi madre no quería quedarse en algún lugar y se inventaba un compromiso. Mi madre decía: “vámonos pues tenemos que ir al médico”, y yo decía: “si la cita fue ayer” o cuando le decía a mi abuela que no había contestado por estar ocupada y yo le decía a mi abuela que en realidad se había quedado dormida.

El etiquetado frontal será como estos niños que hablan demás y dicen en voz alta, esto engorda, esto tiene mucha sal o esto tiene mucho azúcar. El miedo de muchas compañías es que muchos productos serán expuestos.

 

Usted puede saber cuánta gasolina le queda a su coche al ver el indicador, pero ¿sabe cuánto aceite tiene su coche desde el tablero de su auto? Tendría que bajarse del auto, revisar la varilla donde va el aceite y de ahí determinar si la cantidad de aceite es suficiente. Lo hace diario, seguro solo lo haría si sabe que su auto está descompuesto. Solo tomamos en cuenta lo del aceite del auto cuando se prende el indicador en el tablero del auto.

Usando esta analogía, seguramente la gente que tiene algún problema con los componentes de los productos o aquellos que tienen un alto nivel de conciencia de lo que comen saben qué dice cada etiqueta de los productos que comen. Y aun así, tienen que traducir de cierta manera la información que viene en la etiqueta. Los que no tenemos esa conciencia, confiamos de cierta manera en lo que nos dicen las etiquetas del producto, “bajo en grasa”, “bajo en azúcares” pero no leemos para saber contra qué están comparando que son bajos. Con una etiqueta de advertencia que diga “ALTO EN AZUCARES” podría ser que me interese en leer la etiqueta para tomar una decisión de compra o tal vez no comprarlo.

Hay un estudio de nombre “Clean Label: Entendiendo al consumidor latinoamericano” donde se revela que, si hay preocupación por la salud por lo que un 24% de las personas lee las etiquetas siempre, el 35% lo hace regularmente y el 25% lo hace solo a veces. El gran problema es que solo 2 de cada 10 compradores entiende los ingredientes de un producto. Es decir, aunque lean las etiquetas actuales, lo que leen no les ayuda a tener una decisión de compra saludable.

El etiquetado frontal dirá producto “ALTO EN SODIO”, “ALTO EN AZÚCARES”, “ALTO EN CALORÍAS” sin meterse con las confusas porciones. De igual manera se tendrá la información de la declaración de ingredientes y la información nutrimental donde se indicarán cuánto tiene de cada cosa. Entonces los que necesitan esa información también la tendrán.

Dice “ALTO EN SODIO” no “ALTO EN ODIO”

En una nota del 27 de agosto del periódico Excélsior se habla sobre una conferencia de prensa que dio la directora de ConMéxico (Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo) Lorena Cerdán. En esta conferencia expuso el caso de Chile donde la medida de las etiquetas provocó un desajuste en el mercado al bajar las ventas pero que seis meses después volvió a la normalidad pues el consumidor se hace insensible a las advertencias y vuelve a sus hábitos de consumo.

Podría entenderse como que a la industria de alimentos y bebidas no le importan las etiquetas y que no harán cambios a sus fórmulas pues saben que los consumidores volverán a sus antiguos hábitos.

Las etiquetas frontales muestran los componentes y solo indican lo si éstos sobrepasan los indicadores establecidos por la Secretaría de Salud para una alimentación sana. No hay odio de parte de las autoridades.

 

…o datos adicionales más bien. Uno de los logros hasta el momento es la reformulación de ciertas compañías de la industria de alimentos y bebidas para no tener tantos octágonos de advertencia en sus productos. Esa es la conciencia que estas etiquetas deberían de generar en los fabricantes de alimentos procesados.

Aunque el último responsable de la obesidad es el consumidor, parte de la cadena de responsabilidad de esto es la comercialización de productos que son altos en calorías, altos en sodio, altos en azúcares, entre otras muchas cosas. La industria de alimentos y bebidas le toca hacerse responsable también. No pueden decir que ellos comercializan y los consumidores son los responsables. No pueden vender más alimentos “ALTOS EN ODIO”.

 

…y lo sé. Pero el nuevo etiquetado es parte de la solución integral que se debe de desarrollar para la disminución de la obesidad y el sobrepeso. Todos juegan un rol importante en esta solución. Los fabricantes con fórmulas más sanas, los consumidores con compras más inteligentes y las autoridades dando lineamientos para que esto se logre.

Ojalá este etiquetado haga reflexionar a los consumidores sobre lo que comen y a los productores sobre lo que comercializan. Bien por la Comisión de Salud, bien por la Doctora Medel.