De un día para otro, pasadas las elecciones, una estimada lectora y amiga de Atlacomulco, Estado de México (nido del priismo con “nuevo rostro”), dejó de tener comunicación conmigo. Hoy ha amanecido una carta suya en mi correo. Transcribo y comparto la parte sustancial de la misma porque su contenido y argumentación es representativa de otros ánimos semejantes al suyo:

“Ha pasado tiempo desde mi última carta. Mi ánimo no ha sido muy bueno. La situación del país y el resultado de las elecciones tuvieron en mí una especie de knock-out. Ese 2 de julio antes que nada empezó la fiesta para el grupo Atlacomulco, no recuerdo la hora pero cuando Valdez Zurita anunció que el copetudo iba arriba en el conteo rápido resonó en todo el pueblo una salva de fuegos artificiales, estaba ya dormitando y empezó la fiesta con el “Huapango” de Moncayo. No lo podía creer, llevé mis manos a la cara, en señal de negación. ¡Cómo es posible que se atrevan! Leí de todo, esperé de todo... Lo que siguió después, dimes y diretes rayando en lo inverosímil, todos resultaron raspados, lo que siguió fue todavía más patético porque descubrió las deficiencias en todos los sentidos de los políticos mexicanos, una vez más nosotros no importamos.

“Recuerdo mucho a Víctor Trujillo en ‘Lástima Margarito’, cuando el pobre mexicanito en ese programa de concurso de Johnny latino perdía el premio de 30 millones de pesos por una estupidez (desde luego que jamás Margarito ganaría). Así los 16 millones que votamos por López Obrador, jamás ganaríamos, jamás porque el concurso estaba arreglado desde arriba. Todo lo que vivimos fue un show con varios ingredientes, televisa-PRIAN-guerra contra el narco-ignorancia-corrupción.

Tengo resentimiento contra AMLO porque cuando debió acabar con EPN en el debate lo dejó ir. ¿No quiso arriesgar su capital político? ¿Es uno más de los que le temen al éxito? Seguro que es más complejo de lo que yo pueda pensar, pero me queda claro que no será ésta vez para nosotros...

“Lo que viviremos estos próximos años no será fácil. La delincuencia lo nota, sabe de su gran oportunidad con Peña Nieto y ya empezaron a trabajar. En la controvertida avenida ferrocarril donde viven unos parientes se han abierto 3 negocios: tienda de abarrotes, forrajería y tortillería. A dos ya los asaltaron con pistola en mano. Al dueño de la tortillería además le secuestraron a una hija. No es fácil crecer en un país como éste.

 

Había deseado tantas cosas…”.