Repetidamente he aconsejado a la derecha que invierta su dinero en líderes carismáticos (si es que realmente le interesa recuperar el poder), no en viciosos pelagatos como Calderón (al que recientemente le negaron el registro de su partido por tramposo), ¿y qué es lo que hacen? ¡Van y contratan a la abominable momia nazi de Gilberto Lozano!

Su nuevo caudillo tomó la avenida Juárez con algunos manifestantes contratados y dio una conferencia de prensa internacional (donde nos quemó a los mexicanos en el extranjero, mostrando a sus manifestantes rezando de rodillas contra “Amlo, la serpiente de siete cabezas”), asegurando que no va a levantar su plantón hasta que el presidente renuncie.

Justo cuando López Obrador se dijo: “¡Que mala onda todo lo que sufre el pueblo por mi dictadura sanguinaria! Voy a renunciar”, ¡el venerable “líder” abandonó el plantón tras dormir en un confortable hotel, dizque porque se sentía enfermo! (y decían los derechosos que el viejito era nuestro presidente), igualito que “Borolas” cuando dejó plantados a los manifestantes de una marcha “fifí”, pretextando que tenía compromisos con la Federación Internacional del Automóvil (como dijera una señora al divorciarse de su marido: “Quieres más a tu coche que a mí”).

Algunas cámaras grabaron el momento en que Gilberto Lozano le da unos billetes al coordinador de un contingente de Chiapas, aclarando por qué, entre los manifestantes, no hay tanto “fifí”, pero abunda la gente de aspecto humilde: son acarreados pagados. Por eso no se quedaron en las tiendas de campaña, pues por cien pesos no van a pernoctar en el frío, arriesgándose a pescar una riesgosa enfermedad de las vías respiratorias. Ya bastante hicieron con gritar desganadas consignas contra el presidente.

Admiro la audacia de quien sugirió emular el “plantón” que antaño hiciera el Peje, desde el Zócalo hasta el Bosque de Chapultepec, atascado de miles de personas de todas las edades, que dormían, cocinaban, hacían actividades recreativas y culturales, y que hasta tenían el apoyo de algunos automovilistas. En comparación, el miniplantón derechoso con casas de campaña vacías, es comparable a una bolsa de Sabritones frente a un platón de paella.

Solo acrecientan su ridículo. En todo el mundo se supo que Gilberto Lozano trató de persuadir al Ejército para que diera un Golpe de Estado y se rieron de él. Así no van a contar con el apoyo de ninguna otra institución derechosa internacional, con justa razón dirán: “Es suicida darle dinero a gente que lo malgasta; no podemos invertir en eso”.

Ahorita Gilberto Lozano tiene billetes para repartir entre acarreados, ¿pero si mañana ya no tuviera billetes, ya no digamos para plantones, sino para comer? ¿Y si otros empresarios derechosos también se arruinan? Eso es peligroso. No saben (ni quieren) trabajar, ¿qué van a hacer? ¿Se dedicarán a cometer delitos? Con lo que les queda pueden comprar un misil, y en vez de asaltarnos con pistolas nos van a amenazar con armas bélicas. Debemos impedir que la “fifiriza” caiga en bancarrota, por lo que sugiero lo siguiente:

En el “plantón” usaron casas de campaña que había donado Canadá para damnificados del sismo. Sigan la ruta de dónde vinieron esas casas, quizás hallen más mercancía robada: Computadoras, teléfonos celulares, automóviles, papel de impresora, etc. Rifen esa mercancía, cuál si fuera un avión presidencial, y rescaten a la derecha.

Vendan el “plantón” como instalación. Los principales Museos de Arte Moderno del mundo pueden comprar el concepto por millones de dólares (como las manzanas de Yoko Ono): el concepto consiste en colocar casas de campaña vacías para evocar el vacío existencial de la civilización contemporánea.

Finjan un secuestro. Si no encuentran muchos voluntarios vayan a una estación de Metro y graben a uno de los suyos entre la gente, diciendo: “¡El KKs no nos permite salir de esta apretada prisión! ¡Muera el komunizmo! ¡Azi no Anlo!”