Quiero platicarles sobre mi percepción de ayer en la marcha del 2 de octubre del 2019. Cuando llegué a tlatelolco, sitio donde públicamente se había acordado que saldrían varios contingentes; pude percibir desde que llegué a la estación de metro que los jóvenes venían bien organizados, cantaban canciones de protesta que acusaban al gobierno de cómplice y de ser parte de un bando equivocado y tenían muy clara su meta: “gritar hasta ser escuchados” por los periodistas, por la nación y por todos aquellos que no logren entender su perspectiva y sobre todo, a todos aquellos que no tengan la percepción de una realidad social “acertada”.

Eran las 4 de la tarde los contingentes comenzaron a salir, parecía que sería una marcha pacífica, había un “cinturón de la paz”, que era una especie de valla humana, todas las personas de dicho cinturón tenían una playera blanca estampada, que anunciaba indirectamente que quizá había personas como nosotros cuidandonos, al menos eso es lo que yo pensé.

Seguimos caminando, en ese momento ya era alrededor de las 5:30, el sol quemaba, y la gente compraba gorras o se intentaba tapar con las manos o con algún objeto para evitar los fuertes rayos solares. Todo iba bien hasta ese momento.

Seguimos caminando, nos metimos a diferentes contingentes, unos estaban acordonados y otros no. Había demasiada gente mirándonos, cada que pasábamos por algún lugar, la gente se paraba a admirar lo que sucedía, se sentía un ambiente de lucha, un ambiente estudiantil y un cierto poder que no podría explicar en tan solo unas palabras.

En cuestión de minutos, el ambiente cambió, comenzaron a llegar jóvenes vestidos de negro y encapuchados, comenzaron a pintar con graffiti; no me pareció tan mal, al final la pintura se borra y las fotos, las frases y la protesta quedarán guardados por el resto de la historia, para que no olvidemos nunca más nuestro pasado y así evitemos errores futuros.

Evidentemente todo lo que comienza suele subir de intensidad, por lo que después de unos minutos de caminar bajo el sol, comenzamos a oír explosiones y a ver cómo algunas de esas mismas personas vestidas de negro comenzaron a agredir a las personas del “cinturón de la paz¨, por el simple hecho de que representaban represión o quizá representaban el gobierno fallido del que tanto hemos hablado y luchado.

Muchos eran los estudiantes que gritaban “no violencia”, muchos eran los estudiantes que estábamos ahí con un poco de miedo luchando y asegurándonos de que no se olvidará el 2 de octubre, donde fracturaron muchas vidas en pie de lucha; pero sin duda alguna, éramos muchos los estudiantes que a pesar de estar ahí, estábamos en contra de los petardos, de las agresiones e insultos.

No intento juzgar a nadie, todos tienen sus razones. Pero creo que generalizar, inevitablemente siempre estará mal y una muestra de ello, fue cuando pasamos por una calle o muchas calles donde se veían miles de policías cuidando y haciendo acto de presencia y algunos jóvenes comenzaron a gritarles “asesinos y violadores”, mientras otros jóvenes cantaban una canción que no recuerdo con exactitud el tono o la letra pero enfatizaban una frase que invitaba a los muchachos a estudiar “para no terminar como polícia”. Entonces, inevitablemente pensé que como era que se atrevían a salir a las calles a luchar por la historia, por las vidas perdidas y por la libertad; si no eran capaces de respetar una profesión que al final de cuentas, arriesga la vida por todos nosotros. Es evidente que no todos los oficiales hacen bien su trabajo, no todos son honestos y mucho menos son personas que no cometen delitos; pero es importante que seamos conscientes que no podemos generalizar, juzgar tan fuerte y agredir a cualquier persona solo porque el destino o sus decisiones los llevaron a tener una profesión que es muy desvalorizada en nuestro país.

Porque si se trata de generalizar, entonces podemos decir que todos los estudiantes van a vandalizar las calles y la ciudad, aunque esto no sea cierto. Entonces, digamos que todas las personas que ayer agredieron a los policías y al “cinturón de seguridad” con las manos, con spray de graffiti y con fuego representan a todos los estudiantes universitarios. ¡Aunque esto no sea cierto!

Recuerdo que un policía le gritaba al otro “resiste” mientras jóvenes lo agredían y le gritaban insultos. Tenemos que entender que no se trata de estudiantes contra policías, se trata de un bando bueno, correcto y respetable, contra otro bando que fractura la libertad y la vida.

La mayoría de los estudiantes que estábamos ahí teníamos miedo cuando comenzaron a lanzar cosas, la mayoría de los estudiantes solo fueron a protestar pacíficamente sin agredir a nadie; pero la prensa no contó que los que dañaron a otros, solo eran unos pocos y que los estudiantes todo el tiempo gritaban “no violencia” y “no somos porros, somos estudiantes”.

¿Por qué la prensa vende noticias amarillistas y no señala la fortaleza y el orgullo que había en cada uno de los jóvenes que iba a marchar y a cantar sin agredir a nadie?

La prensa tampoco contó que los monumentos se limpiaron en cuestión de horas después de la marcha y que la voz de los jóvenes retumbó en cada hogar mexicano; la prensa solo contó las acciones y los gritos de aquellos jóvenes que agredieron. No los juzgo, pero tampoco entiendo por qué tienes que meterte con personas del “cinturón de la paz” o con policías que no te hicieron nada.

Los mayoría de los jóvenes que fuimos ayer a gritar nuestra sed de justicia, lo hicimos con pancartas, con cantos, con saltos, con pintura pero nunca con agresiones. Todas aquellas personas que agredieron solo porque sí, no me representan.