Es a todas luces polémica la determinación del Gobierno Federal de cerrar el complejo penitenciario de máxima seguridad de Puente Grande Jalisco, siendo que no quedan claras ni las razones para hacerlo ni los objetivos y menos la estrategia a seguir.

Es polémica porque como ya hemos visto, en aras de plantear cambios y transformación o cumplir alguna promesa de campaña, se corre el riesgo de provocar un mayor caos.

Y es polémica porque genera incertidumbre también en cuanto a lo que habrá de ocurrir con el inmueble que podría quedar como un elefante blanco más de esta administración.

Pero el tema fundamental es que, si el asunto es cumplir el compromiso de buscar una reinserción mayor a la que se ha venido obteniendo hasta ahora, no se debería empezar por los reos de máxima peligrosidad que son precisamente los difícilmente reinsertables siendo que lo conducente sería separar a los reinsertables de los que no lo son, para entonces sí pasar a un esquema distinto y luego entonces también separar a los que tienen un problema de imputabilidad para atenderlos en un recinto psiquiátrico penitenciario y no en una prisión.

Solo así podríamos asumir que existe una estrategia, porque en la publicación de este lunes 28 de septiembre en el Diario Oficial de la Federación (DOF), la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), únicamente refiere que la decisión responde a la necesidad de «generar acciones para la modernización y reingeniería en materia penitenciaria». Al tiempo que detalla: Las personas privadas de la libertad serán trasladadas a los centros federales de readaptación social “que determine el Comisionado de Prevención y Readaptación Social, quien realizará las acciones y gestiones necesarias para ello, respetando en todo momento sus derechos humanos”, y en cuanto al futuro del inmueble, se limita a mencionar que será determinado por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

Este Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) Número 2 Occidente, ubicado en la carretera libre a Zapotlanejo, en Jalisco, “fue la segunda cárcel federal en su tipo, que seguía el modelo arquitectónico y disciplinario de la brutal cárcel de máxima seguridad de Almoloya de Juárez (ahora del Altiplano).

Almoloya había sido diseñada para alojar a más de 700 reos de alta peligrosidad, por lo que su modelo disciplinario era uno nunca antes visto en México. Los reclusos vivían en un aislamiento completo que les impedía seguir operando desde la cárcel. Puente Grande, era una copia de esta.

Esta fortaleza de concreto, al ser uno de los complejos penitenciarios de máxima seguridad del país, albergó a varios reclusos famosos y ganó notoriedad a nivel internacional después de la fuga de Joaquin Guzmán Loera, alias “El Chapo”, uno de los capos más buscados del mundo, quien el 19 de enero de 2001 escondido entre ropa sucia en un carrito de lavandería cruzó seis controles interno y logró escapar.

Se dice que durante su estancia, el peligroso narcotraficante logró la complicidad de todas las autoridades, tener un séquito de reos a su servicio y desde ahí consiguió la consolidación del cártel de Sinaloa.

También su fama deriva por haber guarecido a internas que debido a sus delitos fueron mediáticas y otras por su belleza.

Sobresale por ejemplo el nombre de la ex Miss Sinaloa Laura Elena Zuñiga quien estuvo recluida 40 días acusada por tráfico de drogas y portación de armas, a quien en 2009 un Juez determinó que era inocente y recuperó su libertad.

La “Reina del Pacífico”, Sandra Ávila Beltrán, considerada la narcotraficante más famosa del país, estuvo en Puente Grande, aunque su estancia fue corta pues enseguida fue trasladada a penales de Estados Unidos y en 2013 regresó a nuestro país para ser ingresada a una prisión en Nayarit.

Una que incluso ganó un certamen de belleza en Puente Grande fue Diana Espinosa Aguilar, presa por narcotráfico y pareja del capo Rafael Caro Quintero. La mujer estuvo internada en el penal hasta cumplir su condena en 2011. A su salida siguió en contacto con Caro Quintero y al ser liberado este por una falla en su proceso penal en 2013, comenzaron a vivir juntos.

Pero luego de que las autoridades pidieron la recaptura del jefe del extinto cártel de Guadalajara, pospusieron sus planes de formar una familia, y Caro Quintero volvió a esconderse.

En el año 1999 se dio a conocer la historia de una mujer que se ostentó como cirujana plástica, pero a sus pacientes les provocó severos daños en su cuerpo y varias de ellas estuvieron al borde de la muerte e incluso perdieron los senos.

Miriam Yukie Gaona Padilla, ‘La Matabellas’, fue recluida en el Penal de Puente Grande, en 2002, por los delitos de usurpación de funciones y lesiones; en una primera instancia se le fijó una condena de 18 años, pero su defensa apeló y se le redujo la sentencia a sólo doce años, quedando libre en 2014.

En el penal de Puente Grande Joaquín 'Chapo' Guzmán conoció a Zulema Hernández, mujer que gracias a su belleza conquistó al capo. La relación de Zulema y Guzmán Loera duró hasta que él consiguió fugarse. Aunque el Chapo tuvo varias amantes en la cárcel, se sabe que Zulema fue su preferida.

Después de la huida de Puente Grande, Zulema fue trasladada al Centro Femenil de Readaptación Social en Tepepan. El nombre de la joven saltó a la luz pública después de que varias publicaciones periodísticas revelaran su noviazgo con el Chapo, que para entonces ya era el criminal más buscado por México. Pero la historia de la joven culminó en tragedia. En diciembre de 2008 su cadáver fue encontrado en la cajuela de un vehículo en una calle de Ecatepec.

Jesús Lemus, periodista de Guanajuato, permaneció preso en el Penal de Puente Grande, Jalisco, condenado por delitos políticos. En su libro “Los Malditos”, recapitula sobre su estancia y describe al penal como un centro de exterminio.

“Se supone que Puente Grande es un centro Federal de readaptación social, pero en realidad es un centro de exterminio.

Es cierto que en México no hay pena de muerte, pero a lo que jugaron las autoridades en ese tiempo que yo estuve ahí, fue a exterminar a la gente que está adentro, a matarla poco a poco, a disminuirla todos los días.

A irla acabando, a irla apagando en sus sentimientos, en sus esperanzas, en su físico, o en su intelectualidad.

En todo lo van acabando. Todos los días hay esa tortura. Eso lo debe saber la Comisión de Derechos Humanos.

Yo espero que este libro sirva para voltear los ojos hacia las cárceles.

Las cárceles como Puente Grande llevan una dinámica de tratamiento a los presos como la de Guantánamo y la de Abu Ghraib en Irak.

La de Guantánamo está por cerrar. Abu Ghraib ya cerró. Pero en México, es al contrario. Calderón comenzó con cuatro cárceles federales y terminó con 12”, escribió Lemus en el capítulo “Los Guantánamos mexicanos”.

Actualmente, en este penal se encuentran guarecidos reos considerados de alta peligrosidad como Miguel Félix Gallardo, líder del Cártel de Guadalajara y Jesús Alfredo Beltrán Guzmán, hijo del jefe del Cártel de los Beltrán Leyva.

Pero el éxodo de reos comenzó hace al menos dos meses cuando en julio pasado, al menos 380 de los considerados de alta peligrosidad fueron trasladados a diferentes penales del país como el de Buenavista Tomatlán, Michoacán.

En esta categoría estaban Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy, quien lideró el Cártel de Juárez luego de la muerte de su hermano, Amado "El Señor de los Cielos", en 1997.

El Viceroy fue detenido en 2014 y desde entonces permaneció en el penal de Puente Grande a espera de la resolución de la extradición que solicitó Estados Unidos para juzgarlo por homicidio, tráfico de drogas y lavado de dinero.

También se incluye a Miguel Ángel Treviño Morales "El Z-40", fundador de Los Zetas, quien fue capturado el 15 de julio de 2013 cuando el cártel que lideraba era el más violento del país.

José de Jesús Méndez "El Chango", fundador de La Familia Michoacana, también era uno de los internos del penal de Puente Grande.

Fue considerado como la mano derecha del líder del cártel Nazario Moreno "El Más Loco" o "El Chayo" y capturado el 21 de junio de 2011.

Antes de fundar La Familia Michoacana fue integrante del Cártel del Golfo, organización en la que coordinaba el envío de cargamentos de metanfetaminas y de cocaína.

En el penal también han muerto líderes de organizaciones criminales como Heleno Madrigal Virrueta "El 20", identificado como uno de los jefes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) al sur de dicha entidad, quien fue encontrado colgado en su celda el 20 de agosto de 2019, por lo que se presume que se trató de un suicidio.

En 2018 también falleció al interior de su celda Adrián Gómez Meza, supuesto operador financiero del CJNG y Gerardo Mendoza Chávez, identificado como fabricante de drogas y supuesto autor intelectual del homicidio del exgobernador de Colima, Silverio Cavazos, ocurrido en 2010.

En mayo pasado, siete reos del Reclusorio de Sentenciados del complejo penitenciario, murieron y nueve sufrieron lesiones que obligaron a su traslado a hospitales de Guadalajara, debido a un ataque de un grupo de prisioneros armados, informaron autoridades estatales.

Puente Grande también fue alcanzado por la pandemia por Covid-19, y más de cien internos fueron afectados con la enfermedad.

Este penal cuenta con una capacidad para 2 mil 200 personas y se menciona que luego de los ya señalados traslados que se han ejecutado de n meanders reciente, hasta el día de ayer su población era de aproximadamente mil 900 internos.

En el cuerpo del Acuerdo dado a conocer este día en el DOF, el gobierno federal detalla que el cierre del penal de Puente Grande es para facilitar los mecanismos para lograr la reinserción social de los reos en el país, una de los ejes de gobierno del Presidente, presentados en su Plan Nacional de Desarrollo y lo deseable sería este ambicioso y necesario proyecto de reinserción del que no pocas veces he mencionado es una urgente necesidad. Sin embargo, quedan muchas preguntas en cuanto a los mecanismos, estrategias y protocolos para llevarlo a cabo y habrá que estar muy atentos tanto para aplaudirlo si se logra como para reprocharle si se trató de una ocurrencia y una improvisación más del actual régimen.

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