Rápida, contundente, fue la respuesta de la opinócrata Denise Dresser al tuit de un lamentable troll tuitero, mercenario de las redes dedicado a hacer publicidad a políticos del PRIAN.

“Gerardo Ruiz Esparza, el del socavón mortífero, el del Tren-México Toluca, inacabado e incosteable, el de OHL y la corrupción extendida. Más que platicar con él, AMLO debería investigarlo”, espetó la ilustre y autoproclamada miembro del “pueblo” y de la “sociedad civil”.

Pero no, no se trataba de una reunión del presidente López Obrador con Ruiz Esparza, sino de una foto con el actor y activista norteamericano, Richard Gere, quien desde hace décadas se encuentra dedicado al tema de los derechos humanos a escala global.

Obviamente, un error lo comete cualquiera. Y en las redes sociales, por así decirlo, el que no cae, resbala. Pero lo que no deja de llamar la atención es la rapidez, la visceralidad con la que los miembros de la “oposición”, los autoproclamados “mejor informados”, los “apartidistas” miembros de la “sociedad civil”, se trepan a cualquier tema con el propósito de golpetear al presidente López Obrador. Dicho en términos campechanos: se avientan "como el borras" a subirse al "tren del mame".

A AMLO habrá que criticarlo, como a cualquier gobernante, cuando cometa actos erróneos o reprobables, pero desfiguros como el de la señora Dresser y muchos otros personajes de la derecha mexicana (algunos se hacen llamar “liberales”, otros “apartidistas”, otros “de izquierda”) no hacen otra cosa más que fortalecer la figura del presidente. La oposición en México, de plano, parece imaginaria. Los supuestos “contrapesos”, en estos momentos, dan risa.

Tranquilícese, señora Denise Dresser. Richard Gere no es el pillo Ruiz Esparza. Tampoco es Roger Waters, por si traía pendiente. Serénese, por favor.