SÍ,  ES CIERTO QUE...

Adelanto la conclusión de este comentario de la galería del terror de las cifras dadas a conocer hoy por el INEGI sobre el desplome inédito de la producción en abril, de 25.1% (respecto a marzo):

Sí, es cierto, que la crisis económica detonada por el COVID 19 era inevitable que nos pegara, por la recesión mundial que se desató y la paralización de actividades no sólo en México sino en los Estados Unidos, nuestro principal socio comercial.

Sí, es cierto que el impacto económico se dio por el confinamiento, que paralizó las actividades productivas.

Sí, es cierto que la industria fue arrastrada por el declive profundo de la construcción en abril (-32.8%), lo que agudizó la crisis de empleo; y de las manufacturas, que se hundieron -30.5%, claves para las exportaciones, que, según los datos recientes, también bajaron a niveles dramáticos sobre todo a Estados Unidos.

 

 

…PERO TAMBIÉN ES CIERTO QUE

Pero también es cierto, que la economía ya venía de bajada.

Que a fines de marzo ya estaba en recesión técnica, estancada, cuando nos golpeó el COVID.

Que este desplome previo al COVID se debió a las políticas económicas de López Obrador.

Que AMLO tomó las riendas del gobierno con un crecimiento económico de 2.3%, y en un año –por sus decisiones- frenó la economía.

Y que –ya en medio de la crisis económica del COVID- por la negativa a aplicar apoyos fiscales a la planta productiva, una baja del PIB, que pudo haber sido del 6 o 7% para 2020, se convertirá en un desplome que puede alcanzar el 10%.

Los datos dado a conocer ayer por el INEGI avalan estos yerros previos a la durísima crisis mundial que vino de fuera.

La producción industrial cayó en abril por el confinamiento (respecto al mes previo) pero bajó también en febrero y marzo, antes del confinamiento.

Este sector de la economía, responsable de la tercera parte de la actividad productiva, sufrió un desplome en abril, cuando los mexicanos estaban ya recluidos en sus hogares –sin producir- pero, según el INEGI, este indicador acumula ya 19 meses consecutivos de malos resultados.

De modo que la durísima crisis externa llovió sobre mojado.

Y la dramática caída de la producción industrial de 25% en abril, por las mismas razones, pudo haber sido menor.

Es en este contexto en el que hay que analizar los datos.

LOS DICHOS DE @santaellaJulio

Como señala @santaellaJulio, la caída anual –abril contra abril- es la mayor en 25 años, desde la crisis de 1995.

Dicho por el presidente del INEGI, con el durísimo impacto en abril el nivel de la producción industrial regresó 24 años atrás, a marzo de 1996.

Es desolador el panorama de la industria en abril.

Vean el desplome en algunas ramas industriales.

  • Curtido y acabado de cuero -85%

  • Fabricación de equipo de transporte -81.1%

  • Fabricación de textiles -74%

  • Fabricación de prendas de vestir -73.9%

  • Fabricación de muebles, cortinas y persianas – 60.4%

Y así por el estilo.

COMO NO RECUPERARSE

Se entiende el efecto del confinamiento, y no se justifica pero ya no se puede hacer nada por las políticas económicas anti crecimiento de AMLO, que frenaron en 2019 el crecimiento del país.

Pero lo que no se comprende es que la atmósfera nociva a la actividad productiva, no sólo continúe, sino que se agudice.

No es polarizando al país, con un ultimátum de estoy contigo o contra ti como se estimula la actividad productiva, que agudiza más la ya grave crisis de confianza en la inversión.

Ni con propuestas para minar los organismos autónomos reguladores de energía. Al contrario, de esta manera, se golpea más la reputación crediticia de México, y desalienta el interés de empresarios mexicanos y extranjeros, en invertir en el país.

Ni tampoco contratando créditos internacionales para que los jóvenes puedan abrir una cuenta de banco –hecho positivo sí- pero sería mejor que estos recursos –como los de otros destinos del gasto públicos- se utilizaran por ejemplo a paliar a los millones de trabajadores -12 millones según el INEGI- que no saben si regresarán a sus actividades normales por la crisis que enfrentan las empresas.

Hay otros muchos ejemplos.

No entender esto hunde más el país en un hoyo que ya se avizora profundo.