El presidente Andrés Manuel López Obrador, para compensar la injusticia étnica-social con los indígenas (en su gran mayoría, pobres), dijo en Nayarit que “las pensiones para gente mestiza se entregarán a partir de los 68 años, mientras que a las poblaciones indígenas se darán desde los 65 años”.

Siendo honestos, tres años de diferencia se asemejan a las ofertas del “Buen Fin”, cuyos grandes descuentos fueron de tres pesos. Con todo, la “fifiriza” pegó el grito en el cielo cuando les llamaron “mestizos”, ¡y ahora ya hasta acusaron al presidente de racista!

Para que no se sientan discriminados, les comparto algunos eufemismos para nombrar a los “mestizos” (y de paso, otros apelativos políticamente correctos para no herir sus sensibles corazoncitos).

 

No se dice “mestizo”, se dice:

Persona de color camello.

Güerito color de llanta crema.

Caramel macchiato.

Indiñol.

Iberomex.

Apiñonado.

Marmoleado.

Turista con visa de tres meses para Trump.

50% pedigree y 50% feral.

Persona con Dioses más barbados que emplumados.

Asilado entre Alemania (como Lozoya) y México (como Evo).

Usuario de crema moderada protección solar ultravioleta.

Pigmentopachuco.

Sobrino lejano de Otelo.

Persona que pasa por europea en su tierra.

Transculturizado.

Sincretizado.

Españiano.

Campechano.

Napolitano.

Chiclaminísimo.

Remix.

Persona que ni la tiene grande, ni pequeña (su mezcla racial).

 

No se dice “fifí”, se dice:

Poblador que también es pueblo (del mismo pueblo de Denise Dresser).

Reivindicador del Santo Oficio.

Habitante del planeta “con el PRIAN estábamos mejor”.

Clasemediero aspiracional.

Modesto a fuerzas.

Goleado en el partido de las mayorías.

Carbonizado encarbonado.

Huérfano de privilegios.

Caído del árbol que da moras.

Más humilde que argentino.

Seguidor fantasma de Berlín.

Vegano de chayotes.

Gángster contra chairos.

Persona con mentalidad en construcción.

Persona con presupuesto diferente.

Persona que marcha 30 kilómetros y se cansa.

Sobreviviente del jet set estrellado.