Esta es la historia de la extraña relación entre Sabrina Sabrok y Diego Fernández de Cevallos. Aunque no son los únicos que figuran en esta comedia fársica, que si fuera obra de teatro incluiría a las siguientes

DRAMATIS PERSONAE

SABRINA. Multifacética mujer argentina con trayectoria profesional como actriz, cantante de metal, modelo, profesora de cultura musical egresada del Conservatorio Musical de Buenos Aires, campeona juvenil de ajedrez y record a la celebridad con los senos más grandes del medio artístico mundial, hoy inmortalizados en la Plaza de las Estrellas.

El JEFE DIEGO. Abogado practicante y político mexicano, varias veces legislador y candidato a la presidencia en 1994, contendiendo contra Ernesto Zedillo y Cuauhtémoc Cárdenas. Fue secuestrado en 2010.

EL DIRECTOR. El Director de una revista de espectáculos que algunos llamarían tabloide.

LA MANNSCHAFT. El seleccionado nacional alemán, semifinalista de la Copa del Mundo 2010.

LA FURIA ROJA. El seleccionado nacional español, campeón de la Copa del Mundo 2010.

@SINDROMEDECLERAMBAULT. Artista plástico de fama internacional.

UN SERVIDOR. Personaje y narrador.

CONTEXTO

El contexto temporal de esta historia es el periodo transcurrido entre la entonces última cirugía de senos de SABRINA en 2009,  el mundial de futbol de Sudáfrica, el secuestro y liberación del JEFE DIEGO y la creación y donación de una obra fuera de colección de @SINDROMEDECLERAMBAULT. El espacial, la entonces llamada Ciudad de la Esperanza.  

Hasta aquí la licencia de la dramaturgia, que hacía más fácil explicar todo esto e irnos directamente a la carnita del relato.

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España había llegado a la semifinal del mundial, y México estaba enloquecido. Fue ese el momento en que empezó a darse en forma masiva ese odioso fenómeno de las celebraciones de los éxitos de equipos españoles y de su selección nacional, por mexicanos, que en la Colonia seguramente no hubieran sido denominados criollos, sino más bien entre mestizos y “saltapatrás", pero que poco a poco desarrollaron un enamoramiento por estas escuadras que a la fecha perdura, con todo y el seseo mal imitado.

La semifinal la jugaba la FURIA ROJA contra Alemania, y salvo los mencionados “vivaespañas”, todo el mundo, incluido un servidor, creíamos que hasta aquí llegarían. Y no solo lo creíamos, sino lo deseábamos, porque el fenómeno que le describo ya era insoportable. Qué ingenuos fuimos, porque lo que sucedió perpetuó esas actitudes hasta estos días y en adelante.

Pero repito: los sensatos creíamos que hasta aquí había llegado España, a tal grado que, muerto un par de semanas antes el furor por la selección mexicana, y siendo un partido celebrado entre semana a la hora de la comida, casi no se organizaron planes para verlo.

UN SERVIDOR fue uno de esos poco entusiasmados, y acabé viéndolo solo en una pastelería y restaurante que es más frecuentado por señoras de Polanco a la hora del almuerzo, lo que garantizaba comer tranquilo y con tele sin gritos y "hostias” falsas.

Estábamos en uno de los primeros “booms” en México de Twitter, y todavía no era de mal gusto que la gente plasmara sus comentarios que la inmediatez de la televisión hacían innecesarios, como “¡falta!” o “fuera de lugar!”. Así que el “timeline” era una bitácora de obviedades repetidas al infinito, pero de la que todos estábamos pendientes.

En mis cuentas seguidas de Twitter, figuraba, por alguna razón que no recuerdo -seguro por una una publicación sórdida que me conquistó-, la del tabloide cuyo nombre no mencionaré porque aunque no se si siga existiendo, ni al DIRECTOR ni a su grupo editorial les gustaría que llamáramos así a su revista. Su actividad de Twitter era intensa, y a diferencia de otros medios tradicionales, en este tenían mucha interacción con su pintoresco público, a quienes les contestaban casi de inmediato.

Agonizaba el encuentro y la MANNSCHAFT no podía armar juego en la media cancha, pero la FURIA ROJA estaba peor y no lograba descifrar nada, así que se quedaron muy ordenaditos a defenderse. Creíamos que tarde o temprano ese parado iba a ceder, y que los alemanes iban a hacer lo que casi siempre hacen: ganar. Y en ese momento el tabloide, soltó una apuesta: “$100 a que gana España. Quién le entra, putitos?”. El lenguaje florido que también aportaba mucho a la popularidad de la cuenta y que era acorde con la línea editorial de la revista, me enteraría después que salía directamente de la mente y dedos del DIRECTOR -en esa época no había “community managers"-. Y pues yo le entré y como es sabido, perdí.

No conocía a nadie ahí, y bien aquí pudo haber acabado todo, pero un twit a todos los que perdimos que decía: “A ver si pagan, culeros!”, me motivo malsanamente a buscar la dirección de la revista en internet, su horario de oficina y demás detalles, y en cuanto pude, me apersoné a pagar. Hasta donde recuerdo, es de las pocas apuestas que he pagado en la vida, y la única en la que la exigibilidad era jurídicamente válida pero difícilmente materializable.

Mi aparición en ese cuartel general del seguimiento a la farándula fue más que sorpresiva y reveladora para ambas partes de la apuesta. Para mí, porque no pensé que una revista, que era impresa y digital, pudiera estar compuesta de 5 personas y editarse en una casita del poniente próximo de la Ciudad. Tampoco pensé que el DIRECTOR me atendería personalmente, me enseñaría las instalaciones, ni que me haría una entrevista para un reportaje con fotografía que salió publicado en el número correspondiente y cuyo tema fue precisamente lo que a él y a su equipo le sorprendió: que alguien se hubiera presentado a pagar.

Fue tan festiva la visita de UN SERVIDOR al honorable tabloide -bueno, revista especializada-, que al concluir mi entrevista y darme una colección de revistas, el DIRECTOR sintió que éste no era regalo suficiente, y entonces dijo:

-Grehe, ¿te gustan las tetas grandes?

-Este…sí, claro.

-¿Qué tan grandes?

-No se…lo suficiente.

-No, no, necesito que me digas si te gustan las tetas grandes…las más grandes de México.

Y la verdad es que yo ya llevaba mucho tiempo mintiendo por convivir como para ahora ponerme a decir la verdad ante una pregunta más que incómoda, extraña. En la entrevista me preguntaron si era lector ávido de la publicación y no tuve cara ni tamaños para decir que no, aunque saqué ese famoso argumento de que las revistas de espectáculos y los abogados litigantes no estaban peleados sino hermanados -el cual no es falso-. No sabía cuáles eran las “tetas más grandes de México”, pero jamás iba a admitirlo ante un periodista.

-Ah, si son las más grandes de México, sin duda estás hablando de las de…(larga pausa)

-Como eres nuestro lector asiduo, seguro ya me agarraste el pedo: ¡las de Sabrina Sabrok! Somos sus fans consentidos.

-¡Claro, quién más!

-Pues te voy a enseñar algo que se te van a hacer los calzones de yoyo. A ver, sáquense lo que nos dejó Sabrina para que lo vea aquí el licenciado.

Y así fue como llegaron con un regalo envuelto a la antigua usanza: base aterciopelada marrón y celofán moldeado con secadora de pelo, que contenía nada menos que un sostén gigantesco de cuero negro con estoperoles.  

-Lo teníamos guardado por dos cosas: no nos dio tiempo de que nos lo firmara porque nos lo mandó envuelto y cuando vino no teníamos marcador plateado, y porque ya está obsoleto.

-¿Por qué obsoleto?

-No te acuerdas que el año pasado se volvió a aumentar los chichis para romper su propio record. Ahora ya le pesa cada una como 9 kilos. Así que esta ya es memorabilia obsoleta, pero espero que no te ofendas por eso. Es tuyo. Te lo damos con todo cariño.

-¡De ninguna manera! Yo vine a pagar y salí entrevistado, con dotación de revistas y ahora con este objeto de culto. Gracias, ¡lo quería!

-Tú sí sabes apreciar lo bueno, carnal.

Y así es como salí a rondar la Escandón cargando un sostén en el que son problema cabría mi cabeza en cada copa, pero que no quise sacar de su envoltura para comprobarlo, porque así lucía mucho mejor.

Yo no tenía un lugar adecuado en mi casa para lucir adecuadamente esa pieza, que dejar en mi cajuela en lo que descubría que hacer con ella. Pero como en México lo temporal suele volverse permanente, estuvo ahí meses. Incluso formalmente cambió de dueño cuando decidí regalárselo a otro colaborador de “Provocación Gratuita” en su cumpleaños, pero no le entusiasmó mucho y vivíamos en la misma casa, así que no se solucionaba el problema de "museografía”.  Y ahí siguió resguardado en la cajuela, sobreviviendo a un choque que implicó que partieran mi carro por la mitad al estilo Ben-Hur y 24 horas de corralón en lo que se deslindaban responsabilidades. El brassiere no sufrió daños. Su celofán y su terciopelo, tampoco.

Pasaron los meses, hasta que llegaría a mi vida @SINDROMEDECLERAMBAULT, como dije, artista plástico de fama internacional y que por entonces era novio de una amiga. La primera vez que nos vimos, él se quejó con ella de mi godinismo, y yo de su darketismo, viéndonos despectivamente. Semanas después estaríamos comiendo flautas ahogadas, descubriendo mi darketismo musical de closet y su interés por el mundo de las leyes, que le resultaba muy ajeno, así como intereses musicales y literarios comunes.

Pero en lo que se creaba ese vínculo, coincidimos en un concierto en el que circunstancialmente abriría mi cajuela e hice lo que en mi terrible hábito de imitación de la vulgaridad, se volvió mi rutina: preguntar a todo aquél que vería mi cajuela antes de abrirla:

-Oigan, ¿les gustan las tetas grandes?

Los amigos presentes ya se lo sabían y habían dejado de contestar el chiste hace meses. @SINDROMEDECLERAMBAULT no, pero en esa actitud tan de artista plástico de fama internacional, me miró con displicencia.

Pero no al bra. Un vez que hizo contacto visual con él, quedaría enamorado del preciado memento.

No pude hacer otra cosa que regalárselo, al mostrar verdadera devoción por él como arte-objeto, y un verdadero conocimiento de todas las vertientes de la carrera de su original  dueña. Lo dejé sin palabras.

En mayo de ese mismo año, cuando todavía nadie daba nada por la FURIA ROJA, yo no cumplía mis apuestas y no conocía artistas plásticos de fama internacional, el JEFE DIEGO, figura señera del panismo, fue secuestrado.

La Procuraduría de Querétaro y luego la General de la República, tomaron cartas en el asunto por órdenes del Presidente Calderón, figura señera de…nada, pero que estaba muy indignado por el crimen contra su correligionario. Sin embargo, apareció en escena el ex procurador Lozano Gracia, amigo, colega y socio del secuestrado, a gestionar su rescate, dejando a las autoridades de lado. Nada se supo durante meses del JEFE DIEGO, salvo las fotos que circulaban de él mostrando ejemplares de la revista Proceso -que algunos también llamarían hoy un tabloide- como pruebas de vida.

Pasó el mundial, pasó la apuesta, pasó el sujetador, pasó el choque, pasó el concierto, pasó el regalo del objeto de culto, pasaron las flautas ahogadas, y el JEFE DIEGO no aparecía, hasta que por ahí del otoño fue liberado. Apareció no con su tradicional barba, pero tampoco rasurado. Por el contrario, se mostró en medios débil, flaco, y  con una barba crecida al máximo, que a quienes vimos la imagen nos costaría trabajo olvidar. Una barba que, escuché decir con precisión a un tipo en un restaurante, era de proporciones bíblicas.

Y como los artistas plásticos de fama internacional encuentran inspiración en donde otros solo vemos pelos alborotados; esa barba fue  algo tan revelador como la primera apreciación del sostén de SABRINA para @SINDROMEDECLERAMBAULT, despertando su musa.

Aun cuando ya habíamos comido las famosas flautas e ido a un par de conciertos, no había recibido de su parte, ni lo esperaba tampoco, algo más que un agradecimiento por el regalo. Pero en Navidad, fecha de dar y regalar, me obsequió un dibujo que no forma parte formalmente de su obra catalogada. Un regalo de corte sacro y pagano a la vez, como lo es la Navidad misma.

La imagen del JEFE DIEGO liberado motivó un proceso creativo del que resultó una obra a tinta china que representa un horizonte en el que, como aparición celestial, se ve al centro al JEFE DIEGO, con su ahora sí, bíblica barba, a modo de un Dios Padre altivo y sufrido a la vez.

Ese dibujo forma parte de mi colección de la obra de @SINDROMEDECLERAMBAULT, cuyas piezas en esta época serían para mí impagables, pero que cuando no lo eran pude comprarle  pinturas de un atardecer en Tacubaya con un mensaje de desolación y una cama destendida invitando a vivir la vida, así como una serie de grabados de esqueletos de animales actuales y prehistóricos en origami.

Pero nada como ese dibujo que después de años apenas logré enmarcar la semana pasada al más puro estilo de arte sacro en un marco dorado, y que podrán ver en mi Instagram @grehevelazquez, si su curiosidad todavía no muere y se desilusionaron de lo que para mí es la extraña relación entre SABRINA Y EL JEFE DIEGO en MI vida…y que en efecto, es una historia de tabloide, aunque jamás sería nota en uno.