Será interesante pensar por qué el sector energético se volvió el centro neurálgico de la lucha política en México en este momento. Recordemos que uno de los primeros actos de la 4T fueron la cancelación de las rondas petroleras, las cuales se encontraban plagadas de irregularidades, en ellas participaban empresas mexicanas creadas a la sombra de la reforma energética, pero sobre todo en sociedad o padrinazgo de la camarrilla de politios panistas y priístas que habían gozado del ejercicio del poder, que ofrecían lo mejor que tienen para esas empresas: su poder corruptor y sus contactos.

Después vino, entre otros procesos, el tema de los ductos de energía, los cuales estaban paralizados y tenían contratos leoninos amparados en la corrupción. En su momento escribí sobre esto en esta columna: Ductos de gas CFE: Doble corrupción.

En los últimos eventos tuvimos el caso del sector eléctrico, la producción de energía renovable, nuevamente amparada en una camarilla de políticos corruptos, para evadir pagos y simular actos de generación a fin de tranzar al fisco. Nuevamente la base de su eficacia era la corrupción.

El común denominador es la aparición de políticos de sexenios anteriores, corruptos, que pretenderían hacer de la energía un negocio a la mexicana (un político pobre es un pobre político).

Pero si algo han demostrado esa camarilla de políticos es que eran muy pequeños, hoy como oposición han demostrado su verdadero tamaño, limitado, taimado, frívolo, sin análisis, solo el ejercicio del poder les permitía existir y generar su actos.

Lo que no midieron, obvio, era que se estaban metiendo en un sector que no correspondía a las ligas en las que estaban acostumbrados a jugar, ellos son buenos para los cochuopos locales, el sistema de política interna, pero no para jugar con los grandes capitales, al menos no como actores, sino más bien como lacayos que recibian dadiba y ordenes.

Solo para darle una idea del tamaño del juego, cuando la petrolera más grande del mundo (de Arabia Saudita) abrió sus libros hace unos años, su capital era del tamaño de Apple, Microsoft y Amazon juntos. El petroleo sigue siendo el gran actor económico, incluso muchas empresas abandonaron los proyectos de energías renovables cuando surgió el petroleo a partir del fracking, así que México sigue siendo estratégico en el juego energético.

Como podemo ver ellos fueron artífices de su propio destino, con los intereses y capitales que están en juego en el sector energético, solo faltaba un pequeño cambio en la política interna para que comenzara su debacle. Lozoya es parte de eses piezas del rompecabezas, pero seguramente esto tocará mucho más fondos, para que no se repita.