El pasado primero de julio hubo tres grandes perdedores, uno prácticamente quedó desahuciado en mucho por alejarse de su línea de izquierda verdadera por más de cinco años como fue el PRD, que cavó su tumba al firmar el pacto por México en el 2012-2013 aunque lo que más daño le hizo fueron las alianzas con el principal partido de derecha, el PAN, con quien fue coaligado en varias elecciones desde el 2010 provocando que la militancia de dicho partido buscara otros espacios para seguir en la lucha.

Muchos de ellos se fueron en aquel entonces al Movimiento Regeneración Nacional (sin ser partido político aún), otros al Movimiento Ciudadano antes convergencia o al Partido del Trabajo.

El segundo gran perdedor fue el Partido Verde que olvidó seguir su política camaleónica al ir de nuevo en alianza con el PRI a sabiendas que no tenían ninguna posibilidad. Si bien hubo acercamientos con Morena las negociaciones se cayeron y no le quedó más que replegarse y esperar que el golpe no les diera tan duro al ir con el tricolor. Finalmente, la alianza PRI-Verde terminó en un lejano tercer lugar y el PVEM pasó de tener 47 diputados federales a 16 en 2018 aunque le entregó cinco a Morena quedándose con 11 y en la cámara de senadores paso de tener nueve a solo conservar seis. Peor aún, el Verde gobernó por primera vez un estado (Chiapas) de 2012 a 2018, mismo que perdió ante Morena en ese año.

Finalmente, el tercer gran perdedor fue el Partido Acción Nacional, el segundo partido más longevo de México después del PRI. En esta elección sufrió el descalabro más fuerte desde 1991 que en aquel entonces obtuvo 88 diputados federales, en 2012 obtuvo 114, en 2015 obtuvo 109 y finalmente en 2018 cayó a 81. Por otro lado, en el Senado llegó a niveles de 1994 cuando obtuvo 25 senadurías, en 2012 tuvo 58 y finalmente en 2018 tan solo 23.

El PAN a diferencia del PRD que en su mejor momento tuvo más de seis gubernaturas al mismo tiempo. El PAN actualmente gobierna en once estados que son: Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Nayarit, Puebla, Querétaro, Tamaulipas y Yucatán. Eso le da una fuerza importante colocándose como la segunda a nivel nacional incluso superior al PRI.

El PRI si bien se dice socialdemócrata desde hace una década es letra muerta en sus estatutos, pues ha gobernado con políticas neoliberales muy alejado del progresismo que se vivió en la Ciudad de México durante el gobierno del PRD. Como buen partido pragmático y camaleónico volverá a colocarse al centro y posteriormente al centro izquierda no por convicción sino por la necesidad de seguir vigentes ante el nuevo panorama de México.

El efecto AMLO y la gran posibilidad de que Morena alcance a gobernar antes de final de 2019 un total de seis estados golpea con fuerza las políticas de derecha, sin embargo, por el bien de México deben existir contrapesos y esos contrapesos están guiadas por distintas ideologías y proyectos de nación. Es por ello que no se debe llevar a la hoguera a los partidos de derecha, a los politólogos de derecha ni a los intelectuales de derecha. Podemos ver en la historia de muchos países lo que implica borrar o cerrarle el paso a una ideología u otra.

Veamos unos ejemplos, Venezuela atacó y pulverizó a la derecha durante veinte años y lo que provocó fue una enorme crisis social, política, económica y hasta cultural. Hoy, los que exigen la caída del gobierno de Nicolás Maduro son de oposición y no solo en esa oposición hay militantes de derecha sino de centro, de izquierda o libertarios. Lo mismo pasa en Nicaragua que lleva más de diez años siendo gobernado con puño de hierro por Daniel Ortega. Las crisis económicas en Brasil y Argentina son gracias a las políticas de izquierda sin contrapesos que provocaron un gran vacío de poder.

Lo que debemos entender es que ya no podemos voltear al pasado y desear regresar a la época dorada de México que fue de los 50s hasta los años 70s. Hoy vivimos una realidad muy distinta donde no es posible subsistir aislados de la comunidad internacional. En estos momentos enciendo un cigarro de marca norteamericana fabricado en México con un encendedor BIC hecho en Francia frente a una laptop ensamblada en Guadalajara o en Querétaro. Mi celular tiene partes fabricadas en la India, Shanghái y EU ensamblado en China con mano de obra inmigrante de países como Vietnam.

Sin duda alguna nuestro país, o sea el Estado debe tener control y asegurar la independencia y hasta el monopolio en sectores como algunos alimentos, energéticos, telecomunicaciones y otras áreas estratégicas para no vernos amedrentados por ninguna nación o potencia que nos quiera avasallar en un futuro. Sin embargo, no podemos controlar todo y no tenemos la capacidad para lograrlo cosa que tardaría décadas en conseguirse.