Cuando sea grande, el Gran Cañón del Colorado quiere ser como La Sinforosa. Así dicen los tarahumaras de Guachochi, poblado de la sierra chihuahuense. El primero cabe diez veces o más en la impresionante barranca, bien llamada la reina de todas ellas en el mundo, por su extensión, anchura, profundidad y belleza.

Les platico: Juan Surá fue hasta hace poco el “Siríame” de una de las más grandes comunidades de rarámuris, nombre original de los tarahumaras. Surá significa “corazón” y siríame, “gobernador” en la lengua tarahumara.

Juan es mi compadre; bauticé a uno de sus hijos y apadriné a otro en su boda. Lo conocí hace 15 años cuando corrí mi primer “Ultramarathón de los Cañones”, extenuante prueba de 100 kilómetros por el corazón de La Sinforosa.

La sabiduría de este pueblo es mucho más que centenaria y siendo Guachochi uno de los bastiones más codiciados por los narcos, voy a dejar que Juan nos platique la evolución que ha tenido la delincuencia organizada -hoy “crimen multitask”- a lo largo de los últimos tres presidentes de México y lo que va del cuarto:

1.- “Cuando Vicente Fox, los narcos ya tenían buen tiempo de trabajar en estas tierras. Uno los veía llegar en sus camionetotas y se daban el lujo de derribar con sus armas a las avionetas que el ejército sobrevolaba sobre los cultivos de mariguana.

Los que le entraban más al negocio de la droga eran los “chabochis” (nombre con el que los rarámuris se refieren al hombre blanco. Por cierto, ese vocablo tarahumara significa “demonio”. Así les debe haber ido cuando los blancos les arrebataron sus tierras mejores y los replegaron hacia las barrancas).

En tiempos de Fox, si los soldados les tenían miedo a los narcos, imagínate los pobres policías del estado y municipales. Corrían a esconderse apenas los veían. Yo creo que Fox fue un collón, porque si los policías y los sardos les tenían miedo y los dejaban hacer su negocio, pienso que él estaba igual. Se movía mucha droga pero no para consumirla en México, sino para llevársela a los Estados Unidos.

2.- Felipe Calderón le entró a los cabronazos. Fue la guerra. Pero a pesar de lo que leo en los periódicos, yo creo que no estuvo tan mal que tratara de pararles el alto. ¿Que se le pasó la mano? Quién sabe. ¿Qué hubo muchos muertitos y desaparecidos? Quién sabe. Pero de andar los narcos en las calles como si nada, en esos años ya no eran tan descarados.

A mí se me hace que ese presidente no trató de negociar con ellos. Trató de acabarlos, pero creo que muchos gobernadores y alcaldes no nada más no le hicieron segunda, sino que bloquearon las acciones del ejército y de los federales, porque los narcos tenían compradas a muchas autoridades.

Los malos estaban metidos en las estructuras del gobierno.

3.- Nos enteramos que Peña Nieto estaba cambiando el plan de Calderón, porque un día en Delicias, Chihuahua, cuando hacía un mitin para entregar no sé qué obras, en las primeras filas del auditorio donde fue la reunión estaban sentados dos o tres de los jefes de la mafia de las drogas en el Estado.

Eran unos que se la habían pasado a salto de mata en los años anteriores, pero de repente, hacían vida normal como todos los habitantes de esa ciudad y otras más grandes.

Se me hace que Peña Nieto se asustó de tanto muerto y negoció con los narcos, los dejó hacer pensando que bajaría la violencia y a lo mejor así fue, pero los malos comenzaron a dedicarse a otras cosas, además del narcotráfico.

Ya no solo pastoreaban a los dueños de las parcelas donde se cultivaban la mota y la goma. Ahora les pedían piso a los dueños de las empresas, a los de los restaurantes y agarraban parejo, porque les pegaban hasta a los taqueros.

Primero secuestraban nomás a los ricos, pero poco a poco les fueron pegando también a gente que soltaban por rescates de $20,000 pesos. La comunidad menonita fue muy afectada, porque los obligaron a cederles a los malos, granjas, potreros y sembradíos y se quedaron con las siembras y los animales.

Peña Nieto debe haber ordenado que ni policías ni militares se metieran con esas bandas de delincuentes, a lo mejor no tanto porque les tuviera miedo sino porque fue un presidente muy tonto que casi no pensaba, regaba el tepache a cada rato y estaba nomás para hacer mandados cortos.

En su gobierno, los narcos se volvieron has de cuenta empresarios, porque se hacían socios de los dueños de negocios y a los que no querían, los mataban.

Aquí en Guachochi teníamos un alcalde que cada vez que se emborrachaba presumía que don Miguel -el narco dueño de la zona- le pagaba el triple de lo que ganaba como presidente municipal.

Los malos no tenían que usar sus camionetotas, porque los levantones se daban en las mismas patrullas y por los mismos patrulleros del municipio, que seguro también eran pagados por don Miguel.

4.- No le hace que los que trabajan en el gobierno rieguen el tepache, con tal de que no se lo roben. Así se me figura el pensamiento de López Obrador. Para él, la lucha contra la corrupción es primero que todo.

Nomás que los bandidos a los que les está pidiendo que se porten bien y que piensen en sus mamacitas y que por favor ya le paren, son criminales bien despiadados que se han de estar riendo de lo que les manda decir el presidente.

No se trata de comenzar otra guerra, pero para el dineral que tiene el gobierno, bien podrían comprar o copiar lo que hacen en otros países en donde la gente se mueve sin tanto miedo como en México.

Ahorita yo siento miedo por todos lados. La gente aquí no se siente segura, no trabaja como debe hacerlo y todo se para o se hace más lento. Eso, no ayuda a México”.

CAJÓN DE SASTRE

“Filosofía práctica y pura de un tarahumara que merecería ser presidente, no solo gobernador de su comarca”, dice la irreverente de mi Gaby.

placido.garza@gmail.com

PLÁCIDO GARZA. Nominado a los Premios 2019 “Maria Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Forma parte de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países. Escribe para prensa y TV. Maestro de distinguidos comunicadores en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras. Como montañista ha conquistado las cumbres más altas de América.