Ni le saben, ni le entienden. Están ahí no porque ganaran una elección, sino porque el efecto de López Obrador los arrastró y llevó a sus cargos, pero a pesar de ello les falta mucho para poder desempeñar el puesto con la propiedad y nivel que este requiere.

Me refiero a los senadores de Morena por Coahuila Armando Guadiana y Eva Galaz que ayer dieron una cátedra de cómo ofender al pueblo, echar a perder una conferencia de prensa y encima enemistarse con los medios; y todo cuando Guadiana buscaba defenderse de los señalamientos en su contra que dicen -subrayo el dicen- que además de ostentar su cargo es proveedor de la CFE.

La pregunta que le hicieron era obvia, natural y anticipada, no había de qué sorprenderse y Santana Armando, como se llama el senador, debería tener preparada su respuesta, pero molesto acercó más su boca al micrófono para casi gritar: “No, no y no, ya les dije 20 mil veces”.

¿Lo habrá dicho 20 mil veces o el senador exagera?

Lo peor es que terminando su frase, la maestra de ceremonias le agradece a Guadiana y le cede la palabra a otra senadora por Veracruz que quería abordar otro tema, pero el coahuilense, envalentonado, insiste: “¿Entonces ya quedó todo aclarado, ya no hay ninguna pregunta?”.

Como Agustín Jaime, el del corrido, “¿para qué te regresabas si ya le habías ganado?”

Es entonces que su compañera de partido busca “arreglar” las cosas, toma al senador por el brazo diciéndole “ya, ya, ya” y agrega una lapidaria frase: “parecen retrasados mentales”.

Aunque lo dijo fuera del micrófono, la voz de Galaz se alcanzó a escuchar y fue captada por las grabadoras de los reporteros; con ello la declaración de Guadiana pasó a segundo término y el agravio proferido por la senadora es el centro de atención.

Si Eva Galaz no se sabía la letra de la canción mal por ella, porque debería estar enterada de qué le cuestionarían a su compañero, ella solita se puso en el tocadero al acompañarle y se colocó la soga al cuello al externar su innecesario y muy fatídico comentario.

Eva Galaz ofendió a quienes sufren retraso mental, a los mexicanos que sufren de este mal a los que, le guste o no, también representa y por quienes debe velar por sus intereses. Además, ofendió a los representantes de los medios de comunicación y lejos de ayudar a su compañero, lo hundió más en el fango.

No le saben ni le entienden a la comunicación política, les falta oficio, madera, tablas, formas, modos.

Tan fácil que hubiese sido que Guadiana aplicase el refrán taurino de “Lo bien toreao, es lo bien arrematao” y cuando la maestra de ceremonias le agradeció se hubiese retirado.