Hace 3 años, durante mi periodo como candidata a diputada hice varias propuestas que me he esmerado para hacer una realidad desde la asamblea: romper con el ciclo de pobreza en la Ciudad de México, fortalecer el poder político-ciudadano y aterrizar los recursos del erario en beneficios tangibles e inmediatos para la población, principalmente en las áreas de salud, educación y desarrollo humano.

Durante un tiempo creí que cualquier logro en estos temas me dejaría satisfecha, que podría concluir mi etapa como legisladora y continuar con cualquier proyecto contenta porque hice mi trabajo. Pero en la realidad lo que descubrí es que si sales a las calles, escuchas a la gente y trabajas de la mano con ésta tu trabajo se vuelve indispensable para ellos.

Yo ya no puedo echarme atrás con el proyecto que inicié en 2012 porque el proyecto es más grande que mi persona; los vecinos con los que trabajé este trienio requieren que continúe La Casa de las Colonias para terminar sus estudios, para aprender a leer, para acudir al doctor y recibir un tratamiento, para aprender un oficio, encontrar trabajo o poner su propio negocio. También requieren que desde el Estado se atienda no sólo el frío o el hambre que van a pasar mañana, sino las carencias generalizadas que nos han traído a esta disparidad social. Estos tres años he demostrado con la Ley de primera infancia y la de lactancia materna que un gobierno progresista puede obtener resultados reales con voluntad política.

Sabía que recibiría críticas y reclamos al aceptar una candidatura por un partido distinto a los que se identifican con la izquierda, incluso por personas a quienes estimo o considero compañeros de lucha, pero debo compartir con ellos que yo también me llevé una enorme decepción al observar cómo se ignoraron todas las razones y se dio rienda suelta para la selección despótica de candidatos en la ciudad de México, en perjuicio de la ciudadanía que justo en esta etapa histórica exige más que antes gobiernos que represente sus intereses y no los de las familias que se han apoderado de las estructuras locales.

La invitación del Partido Verde es una invitación abierta, mi proyecto continúa sin alteración alguna independientemente de los colores que me abanderen, por eso decidí aceptar, porque no puedo rendirme después de haber llegado hasta aquí y tampoco quiero. Creo que con la pluralidad que existe hoy en día es imposible que un partido pueda representar correctamente siquiera a un sector de la población, es entonces el momento de buscar sumarse a proyectos concretos y viables, subirse al barco y remar muy fuerte.

Atte

Polimnia Romana