Desde que López Obrador tomó posesión como presidente, ha tenido el camino con cierta facilidad y sin complicaciones para estar en funciones como presidente de México. Hoy en día, no hay rastro de contrapesos u oposición alguna en la agenda política del presidente, tema que puede ser preocupante en los siguientes años. Lo que una vez fueron partidos políticos, que hoy deberían ser oposición, no llegan ni a partidos y mucho menos a ser oposición ante el presidente con mayor aprobación de los últimos sexenios.

Los que se dicen ser “oposición”, solo se han encargado de defender a capa y espada las malas prácticas de un sistema político que ya se murió, que solo queda el cadáver de ese viejo sistema y que el nuevo gobierno está desmantelando. El PRI hace intentos en ocasiones por ser oposición, pero le resulta imposible participar en la agenda, por lo que optan por estar en lo “oscurito” acompañando en algunos temas a Morena.

El PRD es un cadáver político, siguen creyendo que existen y son algo, no cuentan como nada en estos momentos. El resto de los partidos basura, no cumplen con ninguna función, salvo MC que tiene una agenda local ―sin rumbo ni sentido― en Jalisco con su gobernador Alfaro. El gobernador jalisciense comienza a caerse de su pedestal, ha tomado una postura de líder ―postura que no tiene― a nivel nacional, cuando ni en su Estado es capaz de serlo y atender los nuevos frentes que se lo están comenzando a comer.

El PAN es el único que cree jugar a ser oposición. Este partido sigue los pasos del PRD, rumbo a una muerte política segura y sin retorno. Teniendo un líder invisible y desconocido, el blanquiazul ha pasado de defender al huachicol y seguir con el juego de poner a la gente entre las ideologías de izquierda y derecha. Siguen con el cuento viejo de que López Obrador es igual que Maduro. Siguen con la fórmula perdedora de las elecciones pasadas, solo que con un partido más chico, más débil, más dividido y con un dirigente que es muchas veces más malo e inferior de lo que fue Ricardo Anaya en su momento.

Pasaron dos meses de gestión del presidente López Obrador para darnos cuenta de que no hay oposición, o un intento de oposición o una oposición fallida. Eso si es más preocupante para una democracia y no el juego de si eres de izquierda o derecha. Hemos visto a los principales “contrapesos”, medios de comunicación y sector privado, que tampoco son contrapeso. Pareciera que la oposición fallida política, medios y demás, siguen una agenda que les dictan y no el contrapeso y oposición real que necesita México.

¿Por qué no entiende la oposición fallida?

La oposición fallida no entiende que su fórmula reventadora no funciona, porque hubo un cambio desde el mes de julio pasado y al parecer no se han dado cuenta. Hoy Morena al ver que no hay oposición, se está gestando como partido hegemónico y adueñándose del Congreso, así como el Poder Judicial. Dato preocupante si fuera el PRI o PAN quienes fuera los hegemónicos.

López Obrador se ha encargado de marcar la agenda política con las llamadas conferencias “mañaneras”. El presidente de México marca la agenda porque es el primero que la genera y es el único actor de esta. Además de que sus secretarios cumplen la función de no quitarle protagonismo y tener un perfil bajo o sumiso. La oposición fallida entra en la dinámica del presidente, entra a los juegos que ya tienen perdidos, aún si no participaran en ellos.

Esa oposición fallida tampoco entiende que la agenda política viene incluso desde el exterior. Basta con voltear a ver a Estados Unidos con Trump, el caso del Brexit con Reino Unido, las crisis políticas en Francia, España y Sudamérica. El viejo sistema político global se ha ido, ¿por qué aferrarse a seguir en un juego que ya terminó o que ya no existe? Pues en el PAN y demás sectores “opositores” no lo saben.

La oposición fallida tampoco se ha dado cuenta ―o nunca les dijeron― que el presidente López Obrador está destapando cloacas que ellos mismos crearon o “apapacharon” por décadas. El tabasqueño además de marcar la agenda política, juega en el escenario actual, con la gente, con lo que pidieron a gritos durante muchos años. La oposición fallida nunca atendió esos llamados, les dio la espalda y se empeñan en ir en contra de lo que la gente pide. ¿Por qué será que esa oposición se hunde día con día?

Están creando un monstruo político

La oposición lejos de mermar a Morena y López Obrador, están ayudando a gestar a un monstruo político que puede llegar a ser omnipotente. El PRIAN y demás opositores de López Obrador, no solo lo llevaron a ser presidente de México, lo han convertido en el presidente con mayor aprobación de los últimos años. Hay una posible ola de nuevos partidos políticos, lo que se traduciría en hacer más fuerte a Morena y López Obrador.

De pronto al saber que Calderón y su esposa Margarita intentan crear un nuevo partido político, da la impresión de que, si López Obrador pudo ellos también. Hay alrededor de 15 nuevos posibles partidos políticos. Si el objetivo es compartir agenda con López Obrador, el presidente les comerá protagonismo. Sin sentido nuevos partidos compartiendo la agenda del presidente. Si los nuevos partidos van a ser oposición, tendrán que dividirse la diminuta parte de pastel que hay en una oposición fallida.

¿Por qué los frentes políticos hacen más fuerte al presidente?

La mayoría de frentes políticos que tiene el presidente López Obrador son herencia de sexenios anteriores.  La inseguridad, violencia, corrupción, pobreza son frentes que en dos meses de gobierno es complicado evaluar y que afecten al nuevo gobierno. No hay argumento verosímil para usar alguno de estos temas en contra del presidente, al menos por ahora.

Pero hay frentes como el combate al huachicol que es heredado y creado al mismo tiempo. Este frente está en un escenario político ganado para López Obrador. En la acción, en el desabasto, la confrontación con algunos gobiernos estatales y medios ―que parecían defender al huachicol―, así como en el discurso, es una pelea política ganada por cualquier ángulo.

Otro ejemplo es Michoacán. Los jaloneos de la CNTE parecieran un golpe solo al gobierno Federal, pero son más frentes contra el gobernador Silvano Aureoles. La lectura puede ser similar con el huachicol en Jalisco y Guanajuato. Es decir, son frentes que desde luego van para López Obrador, pero el costo mayor se lo llevan los gobiernos estatales. Los frentes políticos creados por el presidente son peleas ganadas, aún con el costo político que conlleve hacia el mismo López Obrador. Así se podrían enumerarse una larga lista de posibles frentes, el resultado es a favor del presidente de México.

Lejos de hacer ver lo débil y patética que es la oposición fallida en México, es más preocupante que no hay oposición, ni al interior de Morena. Para quienes decían que López Obrador es o era un peligro para México, me parece que lo pueden convertir en un verdadero peligro. Desde la mala oposición que hay, se está haciendo más aprobado, más poderoso y con una sociedad polarizada, esto si puede ser desalentador para el país a futuro.

Los contrapesos son buenos y más cuando existen, al no existir, es incierto el rumbo que pueda tener el país con un gobierno muy poderoso. Las verdaderas críticas y cuestionamientos al nuevo gobierno se pierden ante una oposición fallida que solo cumple con una agenda particular y no en beneficio de todos.

Si en verdad tanto el PAN, PRI, partidos basura, medios de comunicación ―con agenda personal― y sector privado les interesa el bienestar del país, construyan y ayuden a construir una verdadera oposición. Porque por mucho tiempo deshicieron el rumbo del país y hoy están encumbrando a un posible nuevo monstruo político que, de llegar a tener tanto poder si puede ser un problema.

Como diría Alfredo Jalife, el escenario hoy en el mundo no es la pelea de ideologías de izquierda y derecha, la lucha está entre los nacionalismos y globalistas. Si no creen, volteen a ver a Europa, Estados Unidos y Sudamérica. Pero en México tenemos una “oposición” mocha, desactualizada y con agenda dictada.