La semana pasada tuve la oportunidad de participar en un conversatorio que buscaba analizar el papel que juega el suelo en la conformación de ciudades compactas, conectadas y sostenibles.

Buena plática, en que se habló de la necesidad de que las autoridades escuchen a los expertos y permitió hacer evidente que ninguna política nacional, por muy buena que fuera, podría llegar en forma contundente a las tripas del reto urbano, porque este latía con fuerza en el intocable ámbito municipal.

Porque de sobra sabemos que la autonomía municipal es tema blindado en la política nacional... Tema que no se puede tocar ni con el pétalo de una rosa... Con eso no se juega, es tabú, aún y cuando ello signifique un monumental obstáculo para la Reforma Urbana que tanta falta le hace el país.

El evento, organizado por WRI México y por la Embajada Británica en México, fue moderado por Jorge Macías, de WRI México, y participamos como platicantes, Carina Arvizu, jefa de oficina en la Sedatu y un servidor.

Los tres coincidimos en reconocer lo positivo de que la actual administración pusiera a la gente al centro de la definición de los procesos urbanos... Coincidimos también en los graves problemas que implican temas como la falta de vivienda, los rezagos en materia de infraestructuras y servicios públicos y urbanos, y la obsolescencia de los modelos urbanos que rigen al país.

Coincidimos en que a los municipios les faltan capacidades para enfrentar los retos urbanos y que se necesita una nueva política nacional para la agenda de ordenamiento territorial, desarrollo urbano y vivienda, con instrumentos que permitan ponerla en sintonía con los instrumentos municipales.

Fácil no está, porque si hablamos de procesos urbanos, cuando encontramos piedras en el camino –y seguro las vamos a encontrar- tenemos varias opciones; aventar las piedras contra alguien o algo, tropezarnos con ellas o usarlas como cimientos.

Es así; buscar culpables, quedar atrapado en la incapacidad de salir de las circunstancias, o tomar esas circunstancias como punto de partida para construir el futuro.

Yo voy por la tercera opción; reconocer la irremediable realidad, para, a partir de ella, empezar el complejo proceso de planear y construir futuro.

No pretendíamos llegar a conclusiones en aquella plática... Tan solo fue una plática... Menos pretendo hacerlo ahora....

Solo digo que el futuro será inevitablemente urbano y que debiéramos preguntarnos si estamos preparados o al menos preparándonos para ello.

A ese respecto, un artículo publicado hace unos días por El País, destaca que para el 2050, dos tercios de la población mundial vivirá en zonas urbanas y que eso pondrá a los políticos ante la encrucijada de elegir entre poner por delante los intereses de los ciudadanos, beneficiar a los inversionistas o “legislar una comunión entre ambos mundos”.

Sí... Ya sé que lo lógico sería lo tercero, pero ello implicaría un éxito sin precedente en cuanto a la capacidad de alcanzar acuerdos y coincidir en diagnóstico, objetivos, estrategias, acciones e inversiones.

Y eso es delicado, porque al hacer ciudad se hace política... Se detonan, consolidan o detienen procesos sociales... Y eso es tema que preocupa y preocupa mucho a los políticos.

¿Hacer legislaciones adecuadas para los procesos urbanos? ¿Asumiendo qué costos políticos y quién tendría que ser el que los asuma?

¿Hay que dar espacio a la participación ciudadana? Desde luego... Aunque ello implica también costo político y definir reglas a la tan mentada participación, reglas que incluyan alcances, roles y representatividad.

Y claro, habría también que hablar del costo económico que suponen los proyectos urbanos, porque de eso poco se habla y bien valdría la pena ir viendo cuánto dinero se necesita y de dónde debería salir.

Pero el tema de fondo, sostiene Anatxu Zabalbeascoa, autor del artículo de El País (titulado: “La urbanización del mundo es imparable, ¿están las ciudades preparadas?”), es en dar sostenibilidad social a los proyectos de ciudad.... Hacer ciudades para la gente, planteadas de tal forma que generen por igual riqueza social, ambiental y económica.

El reto, sugiere en otro gran artículo de El País, Saskia Sassen, ganadora del Premio Príncipe de Asturias 2013 de Ciencias Sociales, es alinear los intereses de al menos dos grandes Proyecto, uno de Ciudad, que sienta las bases de una visión integral, y otro de desarrollo económico que permita que las inversiones se conviertan en parte de la solución y no, como pasó el siglo pasado en prácticamente todo el mundo, en un factor que distorsiona los procesos de transformación urbana.

En su artículo, “Así ha transformado el capitalismo el perfil de las ciudades”, Sassen destaca la necesidad de acelerar la migración de un capitalismo a la antigüita, que limitaba a las personas al papel de trabajadores y consumidores, a un capitalismo mucho más cruel, que devalúa a las personas en su papel de trabajadores/consumidores, privilegiando variables económicas y financieras que provocan concentración de riqueza y pauperización de las zonas urbanas.

Si se trata de construir ciudades bajo la premisa de hacerlo teniendo como principal objetivo a las personas que las viven, vale la pena  tomar un tercer artículo de El País; “Los diez mandamientos de la ciudad habitable”...

Y bueno, pues estos son los puntos que establece este Decálogo Urbano:

1. Verde; la ciudad debe ser respirable.

2. Pública; debe privilegiar el espacio público.

3. Doméstica; debe crear condiciones para que la gente recupere la calle.

4. Entrópica; Debe mezclar usos y grupos sociales, crear sistema.

5. Densa. Usar su suelo en forma eficiente, democrática e incluyente.

6. Móvil; debe apostar por la movilidad. No prometer: planear e invertir.

7. Señalizada; calles señalizadas con lenguaje amable y claro que facilite leer la ciudad. 

8. Culta; simple, “si la población es la savia de la ciudad, la cultura es su alma”. Hagamos entornos urbanos estimulantes.

9. Antigua y moderna; hay que proteger el patrimonio y vincularlo y hacerlo interactuar con presente y futuro.

10. Segura. La estructura urbana define conductas... La estructura urbana construye ciudades seguras.

Mucho de El País por hoy... Ojalá quede el mensaje de que las ciudades mejorarán si logramos que hacerlo sea un objetivo de gobierno, y en tanto pongamos en juego en su construcción el menos común de los sentidos, el sentido común.

Horacio Urbano es presidente fundador de Centro Urbano, think tank especializado en temas inmobiliarios y urbanos

Correo electrónico: hurbano@centrourbano.com

Twitter: @horacio_urbano