Protestamos las mujeres mexicanas tan admiradas y respetadas por nuestro presidente actual, contra la misoginia del señor Mireles a quien hoy pidió AMLO ante presión de periodista, se disculpe públicamente con las mujeres denostadas, agredidas con el término “pirujas” por el michoacano, por considerarlas mantenidas de derechohabientes del ISSSTE como relaciones extramaritales, a quienes se les tiene que atender junto con la familia procreada. Ahí sentadas junto a él en el foro mañanero cuando hizo petición el presidente al denostador, funcionarias importantes mujeres de su confianza.

O sea que, ¿el señor Mireles pretendería o preferiría no dar cobertura a estas mujeres con tan difícil particular necesidad? Qué barbaridad. Para poder continuar su servicio a la nación habría de pedir perdón, de otra manera, será otro el boleto para él. Y ya lo hizo. Porque mujeres de México estamos más que unidas, amalgamadas para contrarrestar, para detener cualquier tipo de maltrato o injusticia a una congénere de parte de un servidor público o de un particular, sin importar condición o circunstancia, exigimos ser respetadas, no juzgadas más que por la ley, como cualquier otro individuo.

Volvamos a la multitud de mujeres que AMLO ama, jóvenes de espíritu, sin edad numérica gracias al peso de su fortaleza, que lo han animado y seguido por décadas. Imposible nombrar a sus más cercanas amigas de vida sin caer en predilecciones porque habría de incluir nombres y apellidos de todas las mexicanas en el anonimato, en pie de lucha para lograr el cambio, el alumbramiento de la verdadera democracia participativa. Por lo que tanto las figuras públicas femeninas que caminaron el arduo camino junto a AMLO, sin necesidad de ser nombradas sino como dulces voces que resuenan en los corazones, como las figuras anónimas con el gran impacto de su unión masiva, destacan todas ellas a ojos de la 4T por su humanidad, su dignidad, su fuerza, su pasión, su esperanza, su ciencia o su arte en pos de la lucha sin tregua por obtener para México la justicia, la igualdad, la paz.

La 4T no hubiera podría florecer, sin millones de mujeres que la impulsaron, que se identificaron e identifican con el primer proyecto de nación solidario que llegó a la presidencia con el único objetivo de poner en marcha el progreso real. Por primera vez en la historia de México una administración federal avanza considerablemente en la cuestión de la paridad de género. Esto no extraña, pues habiendo seguido los pasos de AMLO desde el siglo pasado, lo sabemos, el presidente de la república es gran admirador nuestro, madres amas de casa, trabajadoras, criadoras del futuro del país a cargo de guiar a los hijos e hijas de la nación y a la vez, procurando el sustento familiar.

Un estadista es hoy nuestro presidente, que se caracteriza por su sencillez, por sus valores morales imperturbables, y porque entre otras cosas ama con ternura a todas las mujeres de México, las aprecia en cualquier momento o aspecto de la existencia en la que se encuentren porque representan la fuerza positiva y la creatividad. ¿Nos considerará más honestas? En más de una ocasión lo ha expresado, y no es por discriminarlos a ellos, sino porque es natural, es lo lógico en el mundo profesional habido antes de la 4T, netamente masculino, apenas había espacio para la mujer demostrar mayor capacidad en cualquier actividad pública con la preparación adquirida para desarrollarla. Que no estamos exentas de excepciones, lo hemos visto, porque la contaminación se extendió, y habrá aquella que sucumba a la vulgar ambición y no tendrá cabida en la 4T. Estará feliz el presidente porque ambas cámaras del congreso son presididas por hembras. Estará satisfecho por haber logrado instituir un gabinete donde la mitad de sus colegas son servidoras públicas en puestos claves de operación, de administración, de contabilidad y de dirección. Bravo por la 4T donde las mujeres sí valemos, a la par.