No le quedó de otra al gobierno de Michoacán que retirar la iniciativa de que buscaba penalizar con cárcel el aborto, hasta con cinco años de prisión, pero se podía reducir la condena a sólo un año, sí la mujer en cuestión podía comprobar que no tenía "mala fama", si había "logrado ocultar su embarazo" y si este era "fruto de una unión ilegítima".

El gobernador Silvano Aureoles, quien supuestamente pertenece a un partido de izquierda, reconoció que la iniciativa iba “en contra de la línea del PRD", también aceptó que no fue debidamente revisada, sin embargo, el proyecto salió adelante y fue presentado ante el Congreso estatal para su aprobación.

Además de que como bien reconoce el mandatario, la iniciativa iba en contra de la línea discursiva del partido que hace 10 años logró la despenalización del aborto en la Ciudad de México, la atenuante relacionada con la buena o mala “fama” de una mujer, fue lo que más polémica provocó, aunque, entre las reacciones yo agregaría: escozor, extrañeza, indignación, incredulidad, decepción, etc.

Y es que hoy en día tendría que resultar ridículo, el querer juzgar la “fama” de una mujer para juzgarla y condenarla. ¿Cómo se supone que lo iban a hacer? ¿Iba a depender del número de parejas sexuales? ¿Si acostumbra acostarse con un hombre en la primera cita? ¿Si sale de fiesta todos los fines de semana? ¿Si usa ropa ajustada o minifaldas? ¿O si va a misa los domingos?

Si muchas veces es extremadamente complicado probar una violación para poder acceder a la interrupción legal del embarazo en algunas entidades, me atrevo a decir que intentar probar una buena “fama” para disminuir una condena, iba a ser una labor imposible y absurda.

No sólo es retrógrada querer limitar el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, es un acto de violencia por parte del Estado,  atentar contra los derechos de la mujer a la privacidad, la autonomía, la dignidad, la no discriminación… para comprobar su buena o mala “fama”.

En términos del académico de la UNAM, Luis Villoro: “Ante un asunto controvertido, objeto de juicios morales divergentes, ¿tiene el estado derecho, obligación, incluso, de imponer leyes y sanciones que correspondan a una concepción determinada? [...]. Lo que está en litigio no es si el aborto es bueno o malo moralmente, sino si debe o no ser penalizado por el poder estatal”.

En un acto de cordura, la iniciativa fue retirada. No obstante, no dejar de ser un atentado en contra de los derechos y libertades que poco a poco han conseguido las mujeres.