Soy un joven universitario de la UAM Xochimilco de la licenciatura Política y gestión social; que al igual que muchos, estoy preocupado por el rumbo de la nación, a lo largo de este sexenio he participado en muchas manifestaciones de diferente índole: En apoyo a Andres Manuel López Obrador, La marcha de justicia y dignidad, apoyo al diputado Fernández Noroña, la marcha del  SME y muchas más; siempre ha sido por mi propia voluntad y el amor que tengo a las diferentes causas, pero sobre todo el deseo indomable que las cosas cambien.

 

En estas semanas ha surgido un movimiento, que nace ante la insolente e insensible respuesta que tuvo el candidato Enrique Peña Nieto a los cuestionamientos que hicieron los estudiantes de la Iberoamericana sobre el caso Atenco. La respuesta de los compañeros universitarios no se hizo esperar, dieron un ejemplo de lucha y dignidad al increparlo; hicieron correr literalmente al que cree que va a ser presidente de la república, el candidato de la mano dura y la disciplina solo dejo ver su cobardía ante una oposición digna. Las declaraciones de los medios y sus conductores obsequiosos no se hicieron esperar, pero aún con toda esa orquesta, no pudieron parar esta causa; miles de jóvenes salimos a ocupar las calles y no hubo marcha atrás.

 

Pocas veces he sentido el animo y los deseos de cambio en las manifestaciones; recuerdo el día que marche con mi padre enfermo de cáncer (nadie sabía su enfermedad) por la causa “Justicia y dignidad” la que encabezaba el poeta Javier Sicilia, en esa ocasión gritamos miles “FUERA CALDERÓN” y Sicilia nos callo e impuso su necedad y hecho a la basura la oportunidad de que el país cambiara; ya que existía el animo, las condiciones y me atrevo decir aunque suene cursi: se sentía un momento mágico. Sicilia nos fallo y se reflejo en sus irrisorias manifestaciones posteriormente, mi padre se decepcionó de la pésima actitud que tuvieron los dirigentes y el pasado mes de abril murió decepcionado y sin conocer un México diferente.

 

Hoy tengo miedo de que pueda volver a pasar eso, ayer que fui a la marcha convocada en la estela de luz, había gente indicándonos que nos fuéramos por las banquetas, los ingenuos no se daban cuenta que éramos miles, querían controlar nuestras consignas y nuestros carteles. Algunos se llaman apartidistas y callaron a Paco Ignacio Taibo II, creo que hacen mal en ser una válvula de escape y ser un movimiento más de esos que solo pasan al olvido y son recordados como anécdotas; los escenarios que esperamos no son muchos; puede que gane la izquierda con AMLO o que el caos llegue y se arme un gobierno de mayoría en el congreso y empecemos una transición democrática; yo apuesto a cualquiera de ellas, lo que no puedo aceptar es que todo siga igual. Recuerden algo y  no sean ingenuos no crean en los exorcismos; el PRI o el gobierno no van a desaparecer, pero si pueden debilitarse y esa es nuestra tarea, dejen los miedos a un lado, no hagan la tarea sucia que es: emprender manifestaciones como válvulas de escape y después apaciguarlas.

 

Quiero que sepan que me encuentro muchos conocidos en las marchas y no precisamente amigos politizados, si no amigos que hace unos meses eran apáticos de la situación del país y hoy me dicen por poner un ejemplo “ya estuvo de tantas chingaderas y seguir callados por no querer problemas”.

 

Mi objetivo de esta carta es pedirles que no claudiquen si no todo lo contrario que aprieten el paso, que es una oportunidad de oro la que tenemos, probablemente no volvamos a tener las mismas condiciones: 1968 es una prueba de ello; tuvieron que pasar 44 años para volver a ser la media poblacional (jóvenes entre 18 y 25 años); una crisis en Europa, Estados Unidos de América en recesión económica, América latina empieza abandonar el mercado libre; estas condiciones no se volverán a presentar. No tengamos miedo de tomar las instalaciones de televisa; ellos secuestraron al país y no les importo. No marchemos por nuestro lado si no juntos; no tenemos nada que perder, no se puede continuar con esta miseria social, política y económica. No podemos continuar con una televisora que lejos de entretener y educar pervierte las conciencias, el tiempo se acaba, vale tomar las calles, vale tomar televisa: el espectro electromagnético es nuestro, el estado decidió dárselo a unas manos perversas. Es más que obvio como los mexicanos estamos siendo afectados en todas las clases sociales; atrevámonos a dejar el miedo a un lado, soltémoslo todo: yo quiero contarle a mis hijos y a mis nietos que yo fui parte de este cambio, que tome las calles, que no me dio miedo; que me llamaran violento y actué junto con muchos hombres y mujeres con determinación y firmeza; el tiempo se acaba llego la hora de asumir la responsabilidad de cambiar a México.

 

Atte

@enriquito374

Enrique Terán Carrillo