Estamos en la era de la información. Desde hace mucho tiempo las compañías se dedican a almacenar y procesar datos que a la postre servirán para establecer estrategias de comunicación, mercadeo, ventas, competencia entre muchas otras cosas.
Para hacer un buen análisis de datos se necesitan al menos dos cosas, datos y una persona que pueda transformar estos datos en algo útil para sacar conclusiones. Las intenciones del analista y del que traduce los datos en algo útil pueden ser buenas o malas.
Los datos en los deportes
Si usted vio la película Moneyball seguramente recuerda que contratan a una persona que analiza los datos de ciertos beisbolistas para poder conformar un equipo poderoso a un precio razonable. Los analistas de datos buscaron características especificas que al combinar los jugadores daban como resultado un equipo optimizado que, quizá no estaba lleno de estrellas pero si era lo suficientemente efectivo como para llamar la atención.
Los deportes de los Estados Unidos están llenos de datos y cada dato puede significar una posibilidad de ganar o perder o de poder hacer una buena apuesta.
Los datos en los supermercados
¿Usted cree que las ofertas solo son ocurrencias de las marcas para ver si funcionan? Las marcas en asociación con cada tienda pueden diseñar las promociones especificas para que a los clientes “se les antoje” comprar tal o cual producto.
Los pasillos de las tiendas son un laberinto donde se pueden ver las intenciones de los vendedores y de los dueños de las tiendas. Hasta la colocación de cada producto en los estantes tiene una intención basada en un estudio de datos previos.
La gente que compra un producto, casi siempre lleva otro complementario. Si ve una oferta que no le hace lógica, la lógica la tienen los analistas de datos que encontraron una correlación entre la venta de un producto y otro.
Los datos en las redes sociales
Para los que nos gusta analizar comportamientos y datos, lo que se transmite en redes sociales es como esa mancha de chocolate en una camisa blanca. Si uno la deja es un puntito, pero cuando la quiere quitar se embarra y se hace una mancha más grande y más difícil de quitar. Seguramente le han llegado muchísimos datos que parecen ciertos y no lo son o que parecen falsos y no lo son. En estas situaciones deberíamos de tener la suficiente capacidad de discernir pero casi siempre pasamos el mensaje sin ver la intención del emisor y sin cerciorarnos de su veracidad.
Productos milagro que intoxican a muchas personas, pero que bajan “5 kilos en 6 días”. Muertes por ataques de tiburón que son infinitamente menores que las muertes por picaduras de abeja. Cuantos datos nos sacan de contexto y no nos ayudan a determinar cuánto es mucho y cuánto es poco. Complicado para todos, sobre todo en un mundo donde cada vez estamos bombardeados de más datos.
Los datos sesgados
Recuerdo cuando las únicas fuentes de información eran los periódicos, la radio y la televisión. No había más. Teníamos que creer lo que nos decían y con el tiempo comprobar si era verdad o mentira. En esos tiempos seguramente vio muchas gráficas donde se magnificaban números que no eran tan graves o se minimizaban números que nos deberían de haber llamado la atención.
Con el tiempo, la experiencia y la tendencia informativa de ciertos medios se podía determinar si la fuente estaba diciendo toda la verdad o si había una intención oculta. Como ejemplo, siempre que tocaba renovar el contrato de cierta empresa cervecera para publicitarse en un medio impreso empezaban a subir los registros de este medio impreso sobre muertes relacionadas con el alcohol. La empresa cervecera quiera un contrato de publicidad con un menor precio al que deseaba el medio impreso, la presión era empezar a publicar noticias de accidentes que tenían que ver con la cerveza dandole mala fama al producto y como consecuencia bajando el consumo. Se de reporteros nocturnos que llevaban en su “kit” de reportero unas latas de cerveza que curiosamente salían en las fotografías de los diarios en todos los accidentes automovilísticos aunque el conductor no fuera tomando.
Presión y quemar al producto, esa era la estrategia de presión del medio para que la compañía cervecera pagara más en cuanto a publicidad.
Los 36 y el 3%
Hacer una lista con el 3% de cualquier cosa , ademas de inútil, seguramente busca señalar algo y dar un mensaje a los que están en este listado.
Cuando se hace un análisis se tiene que buscar el motivo de este y el mensaje que se quiere transmitir. Si el objetivo de la lista de periodistas es mostrar cuánto se les pagó como una manera de recriminarlos, se me hace un poco injusta. La suma de lo que se les pagó a los 36 representa solo el 3% de los gastos en ese rubro. Si solo se les pagará a los 36 de la lista se tendría un ahorro del 97% sobre el gasto del anterior sexenio.
¿Cuál es el motivo de solo mostrar a estas 36 personas? ¿Qué mensaje le quieren mandar a los lectores? ¿Qué buscan los que mandaron transmitir este mensaje?
Cada quien tendrá sus interpretaciones, pero en el mundo de los datos y la estadística, el 3% del total de un número podría llegar a ser despreciable en un presupuesto, en una proyección económica y en muchas otras cosas. No estamos hablando de aparatos electrónicos o piezas automotrices, sino en cantidades que si las sumamos parecen irrisorias comparadas contra el total.
Sería interesante conocer la lista total y de ahí empezar a sacar verdaderas conclusiones. Lo de ahora no es análisis de datos para encontrar la verdad, es solo maquillar una lista que no da conclusiones realmente contundentes.