Mucho se ha dicho respecto del asunto de la banda 2.5 y mucho más se ha especulado. Es por ello que no me centraré en la crónica y desarrollo de este chisme que ha puesto de cabeza a los medios de comunicación y a las redes sociales, en su lugar quiero hacer hincapié en la forma en que se manipula, de manera genérica, a la sociedad por los medios de comunicación, siendo el tema de la banda solo otro claro ejemplo de ello. 

Evidentemente es triste y patética la actuación que Joaquín Vargas ha tenido a lo largo de estos días, por el hecho de tratar de sorprender de una forma grosera a la sociedad, al supuestamente evidenciar que la contienda por la concesión de la banda 2.5 tiene tintes revanchistas, instruidos por el Titular del Poder Ejecutivo. 

Por parte del Gobierno Federal se ha reconocido el rescate que debe tener la banda 2.5, cuestión que a largo plazo traería como consecuencia que más empresas pudieran prestar servicios avanzados de telefonía móvil y con ello se incrementaría la competencia económica y existiría la posibilidad del público usuario a tener acceso a tecnología mas avanzada. 

Sin embargo, es insultante la forma en como los medios han tratado esta noticia con el afán de elevar sus márgenes de audiencia o simplemente para nutrir el morbo de su auditorio y no solo los medios, sino también los múltiples personajes públicos que mal influencian a sus destinatarios con escandalosos titulares o crónicas macabras sobre una historia que bien podría tener un horario estelar en la barra de novelas de cualquier cadena de televisión. 

Importante de destacar es, que si una empresa desea usar, aprovechar o explotar el espectro radio eléctrico cuyo dominio mantendrá el Estado, esta empresa debe de realizarlo mediante una figura llamada concesión, que implica el pago de una contraprestación por su uso y también dentro de ciertos parámetros establecidos como lo son, entre otros, un periodo de vigencia y la especificación de los servicios que se podrán prestar con motivo de la misma. No hay que olvidar que la legislación en materia de telecomunicaciones, contempla la figura del rescate de las bandas de frecuencia concesionadas por diversos motivos, incluido el interés público. 

Hay que dejar en claro que todos como ciudadanos, tenemos la oportunidad de acudir a las instancias competentes para dirimir conflictos y aun más, podemos hacer uso de los recursos legales necesarios para reclamar un derecho que se crea vulnerado. Si ése es el supuesto en el que MVS como persona moral se encuentra, puede reclamar (y no dudo que lo hará) en las instancias correspondientes, pero no por ello se debe de tergiversar ciertos actos y hechos que nada tienen que ver con el espíritu del problema. 

Por mi parte, estoy harto de que se trate al público como ignorante y sumiso (aunque así lo sea en su gran mayoría), al vilipendiar a las Autoridades Federales y dar cabida a un teatro que tiene como epicentro acontecimientos muy antiguos que no fueron debidamente denunciados en su momento. Más que sospechosa, la actitud que mantiene Joaquín Vargas al tratar de encausar un asunto de naturaleza técnica en algo político, es artera y embustera, ya que en el fondo, éste personaje, sabe que legalmente no cuenta con los medios suficientes para probar que el rescate de la banda 2.5 fue un acto ilegal. 

En el fondo la sociedad es influenciable y se deja llevar por las tendencias del momento, también se sensibiliza poniéndose del lado del que se cree más débil, pero no por ello hay que abusar de ella, ni utilizarla para fines particulares. 

A los medios y personas públicas “lideres de opinión” les digo: Dejen a un lado las prácticas irresponsables de pseudo periodismo que llevan décadas ejerciendo (ya sea consciente o inconscientemente) y vuelvan a los orígenes de solo informar acontecimientos, dar la noticia. Ya no usen, de manera deliberada, ese gran poder que un auditorio les proporciona, para fines amarillistas, porque repercute en el frágil criterio que muchos individuos tienen. Reivindiquen su profesión y renuévenlo como un arte. 

Y al Señor Vargas le digo: Juegue limpio!