Muchas son las formas en que se puede defender y apoyar una causa. Un concierto es una buena idea, bajo el entendido de que hay un beneficio mutuo. Organizadores y músicos manifiestan su apoyo y simpatizantes amplían su visión de la situación que demandan, disfrutan un melodioso momento y dan una aportación a la causa y a los artistas.

Hasta ahí todo bien.

Sin embargo, en el caso del Wirikuta Fest ¿No resulta incongruente que sean los monopolios del entretenimiento quienes capitalicen una demanda legítima?

Desde octubre pasado el frente en defensa de Wirikuta, a través de su mesa de arte y cultura, dio a conocer la celebración del Wirikuta Fest en la Ciudad de México.

Muchos fueron los artistas que desfilaron en el rumor, desde los Tigres del Norte hasta Manu Chao.

Finalmente el domingo pasado se difundió el cartel oficial. Caifanes, Ely Guerra, Amandititita, Café Tacvba, Bunbury, Ginger Ninjas, Doctor Krapula, Sonidero Meztizo, Calle 13, Julieta Venegas, Lengualerta, Venado Azul, Héctor Guerra, Luix Saldaña 22 y el Aho Colectivo, aparente responsable de la organización y difusión del evento.

 

Sin embargo, lo que llamó particularmente la atención fueron las especificaciones que el AHO Colectivo hizo en su perfil de Facebook: “boletos a la venta a través de Ticketmaster” y “Preventa exclusiva Banamex” programada para este jueves 3 de mayo.

“Por el derecho a lo sagrado” reza el cartel de brillantes colores y alusiones al peyote, una cactácea que posee una larga tradición de uso tanto medicinal como ritual entre indígenas – entre ellos los wixáricas o huicholes – y que se está extendido mundialmente como enteógeno (sustancia que provoca un estado modificado de conciencia) y también como complemento de diversas prácticas entre las que se encuentran la meditación y la psicoterapia psicodélica.

Sin embargo, pareciera que los organizadores poco les importó pactar con la empresa del monopolio del entretenimiento – Ocesa -  y a pregunta expresa de los “términos y condiciones” con las que pactaron los “bajos porcentajes” que se llevarán al bolsillo Banamex y Ticketmaster se han limitado a contestar:

“WIRIKUTA FEST; esto de la unidad y el amor está resultando muy contagioso; Les platico; la ola del festival por la preservación de la zona sagrada de Wirikuta es tan grande, hermosa, magnética y positiva, que está atrayendo a las personas más diversas e inclusive a varias súper-empresas, de esas que dan servicios y/o rentan equipo para los mega-conciertos, de esas que normalmente cobran una lanota y que ahora están participando de puro corazón; que magia!

Y claro acá en el Aho Colectivo contentísimos, emocionados, un poco mareados y por supuesto re-ocupados”.

La discusión no es el costo del boleto (que es de $380 pesos) sino la necesidad de este “Activismo del siglo XXI” de tratar de justificar los medios para alcanzar un fin aun cuando estos sean parte de un entramado de complicidades que no sólo pone en riesgos territorios sagrados sino la convivencia social. Ocesa como Walmart son tal para cual.

El foco del debate es si es legítimo que ahora solo por ser la causa de los wixaricas es congruente con todas las consignas de “autonomía” “libre determinación” “digna rabia” que se tenga que recurrir a Ocesa y Ticketmaster porque “son los únicos” capaces de organizar un evento de grandes proporciones.

A mi juicio, los organizadores – que no han contestado en su foro – pasaron de largo las experiencias de los conciertos organizados en el zócalo capitalino, los universitarios (desde la UNAM hasta la Ibero) e incluso experiencias como la de “Dos Abejas” y su “Festival Colmena” organizado fuera del Distrito Federal en 2008.

Entonces ¿Somos solidarios con las causas y nos llenamos la boca de autonomía y libertad hasta que alguien puede capitalizar y organizar mejor un concierto para defender a pueblo originarios de mineras trasnacionales?

Reitero mis cuestionamientos al Aho Colectivo:

1) ¿Podrían hacer referencia a si hubo o no mesa de negociación con el gobierno del Distrito Federal o Universidades para hacer el concierto en ambiente lejano al de Ocesa, TicketMaster y Banamex?

2) Ustedes afirman que "una vez cubiertos los gastos de producción" que representan un porcentaje para organizadores y que aseguran es "bajo" ¿A cuánto equivale?

A quienes se han tomado la molestia de leer, que quede claro, esta reflexión no es en contra de apoyar a los pueblos originarios, sino exigir congruencia de los organizadores. Exijo que me convenzan de que preventa Banamex, boletos vía Ticketmaster y Ocesa es activismo pro defensa de pueblos originarios.