«Muchos de ellos, por complacer a tiranos, por un puñado de monedas, o por cohecho o soborno están traicionando y derramando la sangre de sus hermanos»<br>

Emiliano Zapata

En un escenario donde la oposición está anulada y los partidos políticos prácticamente destruidos, el excandidato a la presidencia del PAN, Ricardo Anaya, anuncia su regreso a la vida pública, supuestamente para enfrentar a la 4T y al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Hace su reaparición en un momento en el que el compañero presidente se encuentra en los niveles más bajos de aceptación desde que llegó al cargo y cuando la agenda de la 4T empieza a perder legitimidad.

¿A quién va a rescatar Ricardo Anaya, a la oposición o al compañero presidente y camarada Andrés?

Porque, como dice el dicho “lo que te choca te checa”, y más bien parece una proyección de Anaya hacia AMLO y que está dispuesto a complacer al pastor por “un puñado de monedas, por cohecho o por soborno”.

También como dice el otro dicho “quien traiciona una vez, traiciona siempre”. No sería la primera vez que Anaya traicionara al partido que le dio cabida.

¿Ricardito qué? 

Anaya inició su vida política en las juventudes del PRI con José Francisco Chepo Alcocer y desde ahí inició una larga lista de traiciones que le permitieron, primero debilitar al PAN y luego encumbrarse como candidato a la presidencia de la República del partido Acción Nacional dejando a un lado a las bases.

Su lista de traiciones es larga, comienza con el exalcalde y gobernador de Querétaro, Francisco Garrido Patrón, de quien fue secretario particular e íntimo confidente. Al termino de esa gestión, Anaya bloqueó al candidato del PAN para favorecer la llegada del priista y salinista José Calzada.

Sus alianzas traicioneras 

A Gustavo Madero, uno de sus principales mentores, lo traicionó hasta el cansancio. Primero lo utilizó para llegar a la coordinación de los diputados del PAN, donde estableció una alianza con uno de los dinosaurios del PRI, Manlio Fabio Beltrones, para impedir, junto con los grupos de Morena, la reforma anticorrupción, bajo el argumento de que no había condiciones políticas para aprobarla.

Como presidente del PAN impidió que Madero, por cierto, uno de los punching bag preferidos de AMLO, lograra la coordinación de los diputados del PAN y la junta de Coordinación política de la Cámara baja.

Entre sus traiciones destaca la que cometió contra Felipe Calderón. Trabajó arduamente con uno de los secretarios particulares del entonces presidente, Roberto Gil, para alcanzar una posición en el gabinete de Calderón y luego entrar a la Cámara de diputados por la vía plurinominal.

Tiempo después, Gil denunció al “chico maravilla” por dividir al partido con tal de hacerse de la candidatura a la presidencia y por tener un afán protagónico.

Bloqueó a Margarita Zavala para que no fuera candidata a diputada, le impidió contender por la presidencia del partido y al final, le negó su participación para ir por la candidatura del PAN a la presidencia de la república. Luego de no ser tomada en cuenta en ese proceso, Margarita renunció al PAN, así Anaya Cortés obtuvo la nominación sin contienda interna.

Igual que AMLO, debilita partidos para fortalecerse

Como dirigente del PAN, Ricardo Anaya decidió debilitar al partido de cara a la elección de 2018. En la elección para gobernador del estado de México decidió romper una alianza con el PRD que le hubiese permitido la oportunidad de ganar. En la elección presidencial, una vez que prácticamente se autoimpuso como candidato, decidió que el PAN no haría alianzas con nadie y, cuando se exigía una alianza, sobre todo con José Antonio Meade, Anaya decidió que su principal enemigo era precisamente el debilitado candidato del PRI, en lugar de tener una estrategia contra el verdadero candidato a vencer, que era AMLO.

Esa acción de Anaya derivó en la pulverización de la oposición y facilitó el holgado triunfo de AMLO.

El panista Javier Corral, actual gobernador de Chihuahua —quien por cierto tiene un pleito con AMLO tanto por el tema del agua, como por el tema federalista— calificó la trayectoria de Anaya como la de un traidor: “La manera como se va construyendo una carrera política va diciendo mucho del perfil, la capacidad y el nivel ético de la persona y Ricardo ha hecho su carrera a partir de la simulación del engaño y la traición”.

Anaya reaparece bajo el mismo perfil que le ha funcionado a AMLO, sin partido, con su propia agenda, como el “mesías” que viene a rescatar al mundo de la inmundicia, tan es así que en su reaparición se olvida que él es miembro del PAN.

Con estos antecedentes y considerando que Anaya está bajo investigación por parte de Santiago Nieto, el verdugo de la 4T que es responsable de la UIF y su paisano, y quien además es el principal precandidato de Morena a la gubernatura de Querétaro, hacen que su reaparición genere grandes dudas sobre a quién realmente va a apoyar.

Anaya carece de libertad para encabezar una oposición sensata y genuina que apoye al PAN, ya que, por un lado, gana la traición a sus correligionarios y por otro, está prácticamente maniatado por la UIF.

La misión que decidió aceptar es la de pulverizar a la oposición y con eso salvar a AMLO de perder la elección intermedia y asegurar que Querétaro pase a manos de Morena.