Lo primero que tenemos que entender es que somos mexicanos y debemos estar unidos; y en cuanto a la vacuna y su aplicación, que es obligación de todos los gobiernos el garantizarla, no es una competencia entre países, ni una acción espectacular y única como lo pretenden mostrar AMLO y la 4T.

Como se sabe, para atacar a la pandemia, la vacuna debe ser suministrada en todo el mundo y de nada servirá si un país lo hace y otros no. Lo que el gobierno de México tiene que hacer es sumarse a la acción y hacerlo bien.

En esta etapa de la enfermedad, no caben vacilaciones como ya ocurrió al inicio y desarrollo de la pandemia, cuando otros países actuaroncon una clara estrategia en la atención y medidas de seguridad, como la utilización de cubre bocas, aislamiento social, etcétera y que eso marcó la diferencia en contagios y decesos.

De la minimización a la crisis

El trato que el gobierno de México le ha dado a la pandemia ha sido sui generis y hasta irresponsable. Desestimaron la enfermedad, diciendo que no era tan grave, que si Calderón engañó a la población en 2009 con el uso de cubre bocas y el confinamiento por la gripe aviar, llegaron a laburla de decir que amuletos y fetiches detendrían la propagación del Covid-19, con el descaro de mostrarlos en una mañanera. (Lo que, por cierto, es desinformación y manipulación).

Durante muchos meses el compañero presidente y camarada López Obrador y su fiel escudero, el eminente, el “como él no hay dos” Dr. Hugo López-Gatell decían que la pandemia se había “domado”, que la curva se había “aplanado”, que no había que exagerar. Si a esto se le puede llamar “manejo de la pandemia”, pues dejó a México en el primer lugar de decesos de personal médico y con el mayor registro de muertes por número de habitantes.

Ahora que entramos en la fase de vacunación, la versión gubernamental y de “su eminencia” López-Gatell -después de sus vacaciones en pleno pico de la pandemia- reconsideran la gravedad del Covid-19 y venden su “benevolencia” en las mañaneras, como si ellos fuesen los redentores frente a los jinetes del apocalipsis.

Las tres etapas de la vacuna

La fase de vacunación se compone de tres aspectos fundamentales: 

garantizar el abasto, situación que está bajo control por el trabajo oportuno de la cancillería; contar con los recursos suficientes para su adquisición, este punto abrió un debate sobre la disposición de los recursos y de acuerdo con las declaraciones del secretario de Hacienda, Arturo Herrera, sí se tienen; y finalmente, la logística para su distribución y aplicación.

En este último punto es donde se genera la desconfianza, por la politización y es el propio AMLO junto con su “pandilla” quienes la propician por su necedad de mostrarse como los “salvadores” de México.

El brazalete fascista

En su conferencia mañanera del pasado 13 de enero, AMLO explicó la organización de las brigadas de vacunación o “brigadas correcaminos”, se componen por 10 servidores públicos y dos voluntarios. Cuatro son servidores de la nación (siervos de la nación) o promotores, dos de personal médico, enfermera o médico del sector salud y cuatro más de la Guardia Nacional, los miembros de las brigadas llevarán un brazalete para identificarse. Algo parecido a cuando entregó su cartilla moral a través de las iglesias evangélicas.

Así se realizó el primer enlace a un hospital de Oaxaca, con la participación de sus promotores electorales: “Ellos son ya miembros de la brigada, ¿por qué los distingo?, por su brazalete, todos los brigadistas portan ese brazalete”.

Se trata de la implementación de una estrategia política similar a la de las juventudes de Hitler, usada para el adiestramiento de jóvenes alemanes, con el fin de proporcionar un entrenamiento de obediencia a la ideología nazi para formar líderes y hombres de bien y que recibían el apoyo de las Juventudes Evangélicas, ellos se identificaban con su brazalete.

El plan para la aplicación de la vacuna está acompañado por una estrategia de propaganda, con una puesta en escena cuya producción ya la quisieran Brozo y Loret, con enlaces diarios de cómo llega el avión con las vacunas, cómo la aplican y destacando a los siervos de la nación trabajando en apoyo a este programa y luego los aplausos, ya solo falta que levanten el brazo.

Del extraordinario trabajo a lo vulgar

Las preguntas que resultan obvias son ¿por qué el eminente Dr. López-Gatell no utiliza toda la infraestructura hospitalaria y de salud instalada a todo lo largo del país? ¿Por qué no el IMSS, ISSSTE, INSABI y la estructura hospitalaria de cada estado? ¿Por qué prefiere utilizar a los siervos de la nación, una organización política vinculada a Morena?

Al final de cuentas la puntada de AMLO de presentar a Benito Bodoque en la mañanera no es otra cosa que “al diablo con las instituciones” y que para algo tan delicado concerniente a la salud pública, prefiere confiar en su “pandilla” que encabezan López-Gatell y el lambiscón de Mario Delgado, en plenos tiempos electorales, haciendo de una obligación del gobierno, su mejor campaña de proselitismo.