El 31 de Julio del 2018, Francisco Darío González Albuerne, propietario del periódico Milenio Diario, publicó en primera plana: “En Grupo Milenio estamos preparando una profunda transformación empresarial debido a la obligada reconversión digital y tendencias que enfrentan los medios periodísticos en el mundo, así como al crecimiento de nuevas empresas de comunicación del Grupo Multimedios”. Con estas palabras anticipó nuestros despidos, que ocurrieron la segunda semana de agosto.

La verdad que nadie “renunció” por su propia voluntad, como dijo la empresa, sino que todos fuimos despedidos. Quienes firmamos nuestra renuncia, fuimos presionados y engañados; quienes no firmaron, dejaron de recibir sus ingresos para obligarlos a firmar su “renuncia voluntaria”. A todos, por igual, se nos descontó para un sindicato del dueño (que no hizo nada por nosotros), y nos robaron lo que nos correspondía. Es triste, pero hasta de la desgracia ajena, algunos empresarios sacan provecho.

Durante el proceso con nuestro bufete jurídico, descubrí que para muchos abogados y jueces, los despidos son causas perdidas (considerando que la empresa tiene asegurada su victoria sobre el trabajador), pero sobre todo, se reveló mi propia indiferencia, pues mientras tuve dinero en la bolsa, nunca presté atención las desgracias de quienes pierden su empleo de forma injusta. Si no me hubieran corrido, jamás hubiera reaccionado ante una injusticia que se practica cotidianamente: El Negocio de los despidos.

En México, muchos negocios de diversos ramos (medios informativos, supermercados, bancos, etc.), cotidianamente obligan a sus empleados a firmar su “renuncia voluntaria”, inclusive mediante el secuestro y la amenaza con armas. Ya no puedo ser indiferente, por ello, y apelando a la Reforma Laboral del año 2019 en México, manifiesto lo siguiente:

No debe limitarse el acceso a la justicia.

La gente que renuncia por engaños tiene derechos, y estos deben respetarse.

Despido no es renuncia.

Si el trabajador no solicitó su renuncia, la empresa lo está despidiendo y así debe quedar asentado.

Voluntad Voluntaria.

Ningún trabajador debe ser obligado a firmar documentos cuyo contenido desconoce o está en desacuerdo. Cualquier documento firmado bajo estas condiciones, carece de validez jurídica.

Conciencia Consciente.

Todo trabajador tiene derecho a ser informado sobre el contenido de los documentos que se le dan a firmar.

Debe pagarse el 100% de liquidación.

Las empresas nunca dan el cien por ciento de lo que corresponde al despedido, pues si dieran la totalidad, aceptan que tienen responsabilidad en el despido. Otorgando menos dinero, sugieren que el empleado es culpable de su propio despido, y que en el fondo se lo merece.

El trabajador es inocente.

Ninguna empresa tiene derecho a cargar sobre el empleado todo el peso de la culpa, cuando termina una relación laboral.

No robarás a quien te da de comer.

Robar es un delito, y se agrava cuándo se trata de un empresario que le roba a quien ya le vendió su fuerza de trabajo.

La renuncia forzada debe tipificarse como delito.

Mentir y desinformar al trabajador despedido, es un crimen perpetrado con alevosía y ventaja.

No a la indiferencia.

Todos somos empleados en este gran centro de trabajo que es el mundo, donde laboramos y colaboramos en un ambiente naturalmente amoroso, seguro y creativo, desarrollando lo mejor de nosotros mismos. Defendamos que esto prevalezca, a través de la legalidad.

Rafael Tonatiuh González Pérez.

Trabajador.