Ha llamado la atención por varias razones.

Primero, por ser hijo de quien es.

Segundo, por el resbalón de Samuel García como probable candidato a gobernador de Nuevo León ―la joya de la corona de las 15 elecciones que renovarán ejecutivos estatales en 2021― con su despliegue de machismo, lanzando el mensaje de su esposa como de su propiedad, que luce como un KO autoinfligido, un autogol letal, que lo deja fuera de la carrera por la estafeta del MC.

¿Irá Luis Donaldo como emergente de Samuel?

La razón de fondo la conoce bien la fauna política de Nuevo León, donde tras el adelanto del calendario electoral del INE, el avispero está a todo lo que da.

El hijo de Luis Donaldo Colosio Murrieta luce alto en las encuestas.

Primero, en los diversos sondeos que se han filtrado para Monterrey.

Y ahora, tras el traspié de Samuel, amigo de Luis Donaldo, cuando empieza a mencionarse para la contienda a la gubernatura, donde registra también buenos resultados.

¿Se lanzará?

No lo conozco en persona. Conocí a su padre, brevemente, en una reunión de directivos de El Norte, un sábado antes de que el injusto magnicidio le arrebatara la vida. Lo vi ―recuerdo― nervioso, fuera de su centro. Luego, con el paso de los años, tras las crónicas de gente como Enrique Krauze y otras plumas, como Julio Scherer, o Ramón Alberto Garza, supe ―se intuía― la razón de la impresión que me causó: su campaña iba en descenso, Salinas no hizo nada para recomponerla. Antes al contrario. Balas asesinas cortaron la historia de lo que pudo haber sido.

Luis Donaldo chico, en más de un sentido, refleja la frase de “hijo de tigre”.

Hace unas semanas participé en un zoom donde ofreció una charla, y me causó una buena impresión.

Tiene capacidad para transmitir emociones, una prenda importante para un político. Obvio, la imagen de su padre lo persigue como una suerte de áurea. También es su gran fortaleza. Está orgulloso de su legado. En sus palabras se refleja el dolor, resentimiento, por la traición de la que fue objeto el ex candidato del PRI a la Presidencia, que lo llevó a la tumba, prematuramente, trágicamente.

¿Se lanzará al ruedo como candidato a gobernador de Nuevo León, o a alcalde de Monterrey?

Me dio la impresión ―al menos en ese momento― de que busca cuidar su carrera.

De que no quiere apresurarse. Quizá, se comenta, irse primero como diputado federal por MC.

Presión de los viejos sabuesos que huelen votos

Pero a Luis Donaldo no le es ajeno que el legado de su padre es un filón para los viejos sabuesos de la política. Huelen votos. Él lo sabe.

Es también un hecho que le falta madurar. Él también sabe esto.

En una atmósfera sedienta de votos firmes ―donde hay claros vacíos de liderazgos― Luis Donaldo, con su enorme legado, representa un gran atractivo.

Es joven, sí, y puede cometer errores. Pero también hay que decir ―en su abono― que los “viejos” de la política no tienen demasiado de qué presumir. El país está hecho un desastre.

Tirios y troyanos, de 50 años para arriba ―o hasta menos― han fallado.

¿O alguien puede sostener lo contrario?

Luis Donaldo tiene en sus manos la decisión.

Con la presión del legado y en este entorno, va avanzando.

Alberto Pérez Cano, un amigo cuyo talento aprecio y que participó en el zoom ―y le recordó que había hablado antes con él― le dijo que le daba gusto ver que, como joven, había madurado, que le veía humildad y espontaneidad.

Rival de temer

Si se lanzara a gobernador o alcalde, sería un adversario político de temer.

Y el hijo encarna plenamente al padre en sus valores políticos.

Si como candidato Luis Donaldo exhibe la capacidad de transmitir emociones que le vi en el zoom ―como lo hizo su padre―, puede jalar votos. No hay duda.

Si se postula para alcalde de Monterrey, para Paco Cienfuegos, Martín López o cualquier otro que se le enfrente en el ruedo, será un serio contrincante.

Y si decide dar el paso de ser el candidato de MC a gobernador de Nuevo León, será un adversario de peso para Clara Luz Flores Carrales, la alcaldesa de Escobedo, la puntera; y para Adrián de la Garza, alcalde de Monterrey, o el senador Víctor Fuentes, si fuera candidato.

“El carácter discreto y viril”

En el zoom referido, el mismo amigo al que me refiero le preguntó a Luis Donaldo por los tres libros que ha leído y lo han influido más.

El muchacho se movió en su escritorio, buscó en su portafolio, y mi amigo le preguntó: “¿No me digas que son Las Meditaciones de Marco Aurelio?”, a lo cual Luis Donaldo respondió, con un dejo de orgullo, afirmativamente.

La red habla de que este emperador romano vivió entre el año 121 y 180, y que en su reinado “se vio asolado por invasiones, traiciones, una de las peores plagas en la historia de Roma, y que pudo siempre sobreponerse ante estas calamidades, debido a su carácter estoico y reflexivo.

“Actuando de manera medida y pensante, sus acciones estuvieron determinadas por un amplio y centrado poder de reflexión”.

Se convirtió en un clásico del pensamiento político con fibra moral.

En el libro 1, se lee la siguiente reflexión, de Marco Aurelio a su progenitor, que enmarca, sin alguna duda, la relación entre el hijo y el padre del que estamos hablando, con los mismos apellidos.

“De la reputación y memoria legadas por mi progenitor: el carácter discreto y viril”.

El hijo tendrá que tomar una decisión y pronto lo sabremos.

Su padre estaría orgulloso de él.