En la alocada estrategia (aquí sí evidente porque reproduce las del pasado) para construir consensos sociales, el programa económico para 2020 se ha sustentado en los precios de las materias primas, especialmente de los energéticos, aun cuando nuestro país está limitado en su producción y comercialización.

La expectativa sobre la cual se indujo a la mayoría legislativa de Morena para que votara el paquete de ingresos y gastos del próximo año, sin incorporar cambios que mostraran las históricas señales diferenciadoras que cimentarían la construcción de la Cuarta Transformación, se basa en el margen de ganancia esperada en los precios internacionales de los energéticos.

Aunque se pronostica que en 2020 los precios de los energéticos continuarán a la baja, impulsados por la menor demanda esperada que provocará la desaceleración económica mundial, las autoridades mexicanas prevén obtener ganancias hasta de 8 dólares por barril de las exportaciones de la mezcla de petróleo.

Recordemos que los ingresos petroleros para el próximo año los fijó el gobierno en 49 dólares por barril, siendo que los augurios más conservadores del mercado energético internacional se ubican en 58 dólares, que representa una caída de 7 dólares respecto de las previsiones hechas en el primer semestre pero que puede disminuir todavía más en función de la velocidad y profundidad de la demanda mundial que estará marcada por las señales recesivas a la vista.

Para los países en vías de desarrollo como el nuestro, atrapado entre la incertidumbre política y el estancamiento económico, se exacerba de percepción del deterioro de crecimiento para el mediano y largo plazo.

Más, cuando el espectro de generación de divisas y generación de empleo se reduce a un esquema reducido de productos a los que se incluyen lastres con costos incalculables, como en el caso del sector automotor al que se pretende lastrar con la regularización de 18 millones de “autos chocolate”, cantidad equivalente la mitad del padrón de vehículos que actualmente circulan en todo el territorio nacional.

Este tema ya había sido rechazado por el Senado, pero la mayoría de Morena en la Cámara de Diputados revivió el tema al asegurar que la legalización no generaría ningún problema a la economía nacional ni al empleo, por lo que nuevamente tendrá que ser revisado esta semana en la Cámara Alta.

A la luz de la incertidumbre económica global para el próximo año, el Banco Mundial emitió una alerta a los gobiernos de los países en desarrollo exportadores de productos básicos y cuyos ingresos nacionales dependen de un grupo reducido de exportaciones porque en 2020 la economía internacional sufrirá un vuelco importante debido a la desaceleración generalizada y a las presiones proteccionistas en el comercio global.

El organismo con sede en Washington, sugiere que en los programas de crecimiento del próximo año se promuevan la innovación productiva que favorezca la cadena de valor y el empleo, además de facilitar la sustitución de importaciones de bienes básicos y alentar las acciones que resuelvan cuellos de botella en materia de infraestructura y transporte.

A la par, deberían incluirse estímulos a la inversión y el ahorro que en el paquete económico mexicano para 2020 plantean obstáculos que no solamente no se habían incluido en el pasado, sino que debido a su mala estructuración afectan a los pequeños ahorradores y privilegian a los grandes capitalistas, tema que será analizado en breve

En un afán por obtener la mayor cantidad de recursos, como sea, el panorama económico nacional muestra desorden, inconsistencia, regresiones, recortes presupuestales y problemas que pueden ser contrarios a cualquier objetivo de bienestar social.