Conforme avanza la administración del Presidente López Obrador, se va perfilando el tipo de país en el que vivimos según la interpretación de cada conferencia mañanera, de cada acción de gobierno o de cada reacción de los simpatizantes o de los adversarios de la cuarta transformación.

¿En qué país viven -por ejemplo- quienes se desgarran las vestiduras porque los directivos y analistas de Fitch Ratings bajaron la calificación (nota de confianza, le dicen) de PEMEX, cuando es evidente que en el sexenio pasado esta paraestatal fue ejemplo de corrupción a nivel mundial? ¿Y esta renombrada “certificadora” no se dio cuenta?

Tal vez vivan en Narnia.

Tampoco sabemos en qué país vive don Luis de la Calle, analista político que afirmó en el programa de Leo Zuckerman -muy bueno por cierto, estemos o no de acuerdo con los panelistas o con el conductor- que “una de las razones por las que presidentes anteriores – no los voy a disculpar ¿eh?- una de las razones por las que a veces no hacían cosas o las hacían con más cautela, era porque había el efecto “López Obrador”. Si me voy en contra de los Huachicoleros y les mando a la policía, quién sabe cómo vaya a reaccionar el sindicato y si se vaya a ir con Andrés Manuel”[1]

Es decir, el Presidente López Obrador es uno de los responsables directos de que los ex presidentes se hayan hecho de la vista gorda y México sea uno de los países más corruptos del mundo.

Sin AMLO, México sería la Suiza de América. Seguro.

Y es que, según don Luis de la Calle – a quien no escuché mencionar una palabra sobre la complicidad del Ejecutivo en la situación que vivimos actualmente en México- el Presidente tiene el potencial de matar al mar muerto. De plano. No se ría, estimado lector. Es en serio.

Quienes viven en ese México, el de don Luis, el de quienes “defienden” a Fitch Ratings o piden la renuncia del director de PEMEX y la secretaria de Energía “por incompetentes”, son víctimas de sus propia lectura del mundo: No son malos, sólo ignoran cómo sobreviven 56 millones de pobres en este país y cómo logramos vivir honestamente quienes formamos parte de ese porcentaje “increíble” de popularidad del Presidente, a pesar de las columnas que escriben, las entrevistas que brindan o los análisis que difunden tiro por viaje augurando un desastre para México y los mexicanos.

No entienden -o no quieren hacerlo- que México tiene un Presidente que “mínimamente” da la cara todos los días, habla con la gente, toma acciones para combatir el Huachicoleo, busca sanear las Instituciones y sobre todo, vive y piensa de acuerdo a sus convicciones, con todo lo que eso implica.

Como Maestra, vivo en el México en el que la declaración de AMLO sobre los divorcios en el período neoliberal -que tanta risa les dio a algunos- tiene sentido, porque los padres de familia deben trabajar de sol a sol para poder subsistir y esto implica que las escuelas son vistas más como guarderías, con todo lo que esto implica también. Y sí, la familia es la base de todos los países. Sin ella ¿qué es cada uno de nosotros?

También me doy cuenta del inmenso trabajo que requiere cambiar para bien una escuela, o una supervisión, o un Sector educativo. No me quiero imaginar un país. Y ahí está el Presidente, todos los días, en punto de las 7 de la mañana, explicando, informando, dando la cara. Llamando a las cosas por su nombre. E invitándonos a todos a poner nuestro granito de arena, recordándonos que se acabó la corrupción y -aunque a muchos les cause risa- inspirando con su ejemplo a salir a rajarse el alma por la tierra que le vamos a dejar a nuestros hijos.

Debo decir también que hay muchas, muchísimas cosas con las que NO (subrayado, mayúsculas y negritas) estoy de acuerdo, pero sé que AMLO es un Presidente que sabe escuchar y (como muestra el caso del portal Pájaro Político con el tema de los 3 funcionarios de PEMEX implicados en la Estafa Maestra) tiene la grandeza de enmendar el camino, de decir “tienen razón” y actuar en consecuencia.

Así sí juego, decía el tío Chencho.

Todo lo anterior, tampoco implica desconocer los temas pendientes que por su importancia y gravedad, no basta este artículo para exponerlos, como la Guardia Civil o la abrogación de la Reforma Educativa, pero ahí vamos, “pian, pianito”

Y así, en una de esas, otro México es posible. Y tal vez, otro mundo también.

¿Usted qué opina, estimado lector?

[1] https://www.youtube.com/watch?v=eBsK6JBp8CA&t=867s Minuto 14:01